-Mírame, quiero que por ningún motivo dejes de mirarme, a partir de ahora si estoy contigo solamente vas a tener ojos para mi- le ordenó Agustín mientras comía frente a él en el hostal.

Apenas habían alcanzado comida, la mayoría de los huéspedes se había marchado ya del comedor y los hosteleros ya limpiaban el cuarto, Agustín aprovechó que estaban solos para jugar a probar puntería con escupitajos en el vaso de refresco de Rubén.

El primer lapo cayó en su mano, uno cayó muy lejos del vaso, sobre la mesa, intentó un tercero que cayó cerca de Rubén pero lejos del vaso de refresco... Rubén no dejaba de mirarlo, se concentraba en sus ojos, esos profundos y varoniles ojos negros que se jugueteaban tratando de atinar al vaso con sus escupitajos.

Finalmente cayó uno en el vaso y Rubén celebró como un niño. Rubén gozaba esta nueva orden de no dejar de mirar a Agustin, de aprenderse sus gestos y sus expresiones, Agustín disfrutaba con esa veneración visual, gozaba con esta atención que- aunque un poco obligada- recibía de su cerdo.

Terminaron la cena y caminaron por la orilla de la playa, platicando sobre lo cómodo que era el hostal, sobre aquel sitio paradisiaco en general. Agustín se sentó a la orilla de la playa, a suficiente distancia para que sus pies no se mojaran con el mar -ven cerdito, siéntate junto a mi- le ordenó en un tono ligero y amigable.

Agustín se había vestido con una guayabera de color hueso y traía unos pantalones de lino, su cabello encrespado por el clima y el viento se veía tan suave y tan dócil, la noche y la playa lo hacían ver como un hombre sumamente atractivo.

Rubén se había puesto el mismo short apretado que Agustín le había dado, y en realidad aunque apretaba no se fijaba en la incomodidad que sentía, estaba pasando un fin de semana único.

-Vamos a hacer un nuevo juego- le dijo Agustín sacando de su bolsa un pañuelo negro con el que le tapó los ojos- esto será como un interrogatorio, tú me vas a contar todo de ti, detalle a detalle, entre más íntimo y secreto mejor... y yo voy a hacer todas las preguntas que quiera y a urgar en tu historia, ¿entendido?

-Si Amo- respondió Rubén las preguntas empezaron siendo muy sencillas, Rubén le contó a su Amo sobre su trabajo como contador en una empresa grande, contestó sin dudar cuánto ganaba, en qué solía gastar su dinero, sus pasatiempos en sus ratos libres, resultaron tener un mutuo interés por el cine, el fútbol,Rubén le contó que solía jugar en el equipo de su escuela, su primera experiencia sexual había sido con una compañera del salón, ella se había vuelto su novia, después de había dado cuenta que le atraía más su hermano, pero el hermano no era gay y nunca sucedió nada entre ellos.

Su primera experiencia homosexual a los 20 años con un chico dos años mayor que el de la universidad, había inicia...