Sorprendido en el vestuario

Este relato es muy real, quizás lo hayan visto en otros foros de internet o paginas de relatos y me parece muy bien su difusión para que la gente lo disfrute.

Quisiera avisar que es un relato como de fetichismo de pies si estas buscando sexo BDSM o dominación... Mejor busca otro relato porque este es explusivamente de unos pies.

Dejen su opinión sincera por favor.
Muchas gracias.



Durante el verano pasado empecé a ahorrar para poder independizarme. Tenía varios trabajos que podía complementar, uno de ellos era limpiar los vestuarios del equipo de fútbol local de mi ciudad. Cuando me contrataron pensé que era el hombre más afortunado de la tierra, yo que adoraba los pies y los calcetines usados iba a poder estar en los vestuarios de un equipo de fútbol.

El primer día me di cuenta que no todo era tan maravilloso, mi trabajo consistia en limpiar el suelo y las duchas pero nunca coincidía con los jugadores, siempre entraba media hora después de irse ellos. Con suerte algún día aun quedaba un poco de aroma en el vestuario que inhalaba con emoción. A veces buscaba por si alguien se dejaba un calcetín olvidado pero no había suerte.

Durante el primer mes no ocurrió nada relevante pero un día mientras fregaba encontré un calcetín. Al cogerlo sentí que estaba muy sudado, se notaba húmedo. Lo olí, olía muy fuerte, pero para mí, que estaba desesperado por los pies, me parecía el mejor olor del mundo. Me senté en un banco de madera y me puse a olerlo mientras me sobaba la polla por encima del pantalón.
-¿Qué coño haces? -dijo una voz a mis espaldas.
Había olvidado por completo donde estaba. Me giré y vi que era uno de los jugadores que conocía de vista, era un tipo bastante grande y fuerte. En otro tipo de situación hubiera intentado escapar.
-¿Estabas oliendo mi calcetín? -Me miraba extrañado-. ¿Pero cómo se puede ser tan guarro?
No sabía donde meterme, ya estaba pensando que me iban a echar del trabajo y tendría que buscar otro.
-Oye gilipollas te estoy hablando. -El tío iba subiendo el tono cada vez más.
-Lo siento. -dije tan flojo que casi ni yo escuché mi voz.
-Así que te gusta ir por ahí oliendo calcetines sucios. -Tenía una sonrisa en su cara que me puso un poco nervioso.
Dejó la mochila en el suelo y se acercó a mí.
-Es mío -dijo-, lo olvidé y he vuelto a buscarlo.
Le tendí el calcetín para que lo cogiera. Él lo agarró y cuando iba a meterlo en su bolsa de deporte se quedo pensando.
-Me ha puesto bastante cachondo encontrarte oliendo mi calcetín. -Se acercaba a mí cada vez más-. ¿Te gustaría ver mis pies?
La situación era bastante incómoda pero no podía evitar excitarme con la idea de ver sus pies. Afirmé moviendo la cabeza de arriba a bajo.

Se levantó y cerró la puerta con pestillo. -Para que no entre nadie. -dijo.
Se quitó las zapatil...