Escrito por:
1366 palabras
ENSEÑÁNDOME QUE SOY UN PUTO PERRO
Soy un puto perro, una maricona arrastrada que sólo sirve para ser usada y humillada, con un par de huevos y una polla que sólo sirven para ser torturados, al igual que mis pezones, que sólo sirven para ser jodidos, como mi culo, que sirve para ser follado, y mi boca, que a parte de para ser follada sirve también para tragar lapos y hacer las veces de cenicero. Eso soy, un trozo de carne ostiable, un par de huevos y una polla colgando y un par de agujeros para ser follados, una puta obligada a obedecer sin rechistar a cualquier cosa que me manden, por mucho que me desagrade o me joda, y sin derecho a recibir placer ni poder correrme.
Ahora es fácil decirlo, aunque siga doliendo aceptarlo, pero hace más de diez años yo no había tenido ninguna experiencia masoquista y aún no conocía al Amo que me enseñó qué soy realmente. A pesar de que desde pequeño fantaseaba continuamente con el sometimiento y la humillación e incluso había tenido experiencias placenteras derivadas del dolor (como la vez que descapullé) aún seguía pensando que yo era una persona con derecho al placer y que podía suscitar algún interés como persona. Era necesario que alguien me hiciera saber que sólo era un puto perro. Por suerte, el destino quiso que acabara conociendo a un Amo de verdad que, con no poco esfuerzo por su parte, me fue poniendo las cosas claras, en su sitio, a fuerza de torturas y humillaciones muy merecidos.
Era la época del Messenger y de los chats, y si existía, yo aún no conocía tuamo.net (mi Amo me la descubrió más adelante). Nos habíamos conocido por un chat gay y nos habíamos dado el Messenger, por donde hablábamos de vez en cuando, pero en plan amistad, sin prácticamente mencionar nada de sexo y mucho menos de sado. Hasta que un día, por pura casualidad, y sin que nos conociéramos en persona, un día surgió una conversación sobre el masoquismo de la forma más inesperada posible. Insinué algo sobre ciertos límites que no había probado diciéndole que no quería dar muchos detalles por no asustarle, y lejos de hacerlo, el asunto le interesó y me advirtió que a lo mejor podía asustarme más yo si él se ponía a hablar. Cuál sería mi sorpresa cuando me preguntó dónde estaba, pues después de aquello parecía querer quedar en persona. Yo no tenía internet en casa, así que estaba en un ciber (locutorio). Le dije en cuál estaba y entonces me preguntó en qué número… ¡No puede ser!, pensé. Le dije el número de mi ordenador y vi a alguien asomarse durante unos segundos. Me escribió por Messenger: Bueno, al menos no estás calvo… ¡Estábamos en el mismo ciber! Me propuso ir a tomar algo a una cafetería allí al lado. Acepté y le dije que me esperara afuera, que saldría después de él por discreción. Ya en la calle, vi por vez primera al que siempre ha sido mi Amo. Desde ese mismo instante sentí un gran respeto por él, a parte de un gra...
Enseñándome que soy un puto perro
Xtudr, el chat esencial para los fetichistas gays, te conecta con miles de chicos en tu área que comparten tus gustos. Disfruta de la comunicación instantánea enviando y recibiendo mensajes.
Explora una forma rápida, sencilla y divertida de conocer gente nueva en la red de encuentros para chicos líder como Desconocido.
Con Xtudr, puedes:
- Crear un perfil con fotos y preferencias.
- Ver perfiles y fotos de otros usuarios.
- Enviar y recibir mensajes sin restricciones.
- Utilizar filtros de búsqueda para encontrar tu pareja perfecta.
- Enviar y recibir Taps a tus favoritos.
Regístrate en la aplicación fetichista y BDSM más popular y comienza tu aventura hoy mismo.
https://www.xtudr.com/es/relatos/ver_relatos_basic/33058-ensenandome-que-soy-un-puto-perro