Mi nombre es Hugo y desde que empecé a tener fantasías sexuales, he soñado con follar a mi vecino Omar.

Vivía en una torre de 15 plantas y 5 pisos en cada una. Por lo que éramos muchos niños que jugábamos juntos. De mi grupo yo era de los mayores y Omar de los pequeños, soy 2 años mayor que él.

En cuanto nuestros cuerpos empezaron a desarrollar, los chicos solíamos juntarnos solos para hablar de sexo y de nuestros cambios.

Recuerdo la primera peli porno (heterosexual por supuesto) que vimos juntos. Para mí no era la primera peli que veía, porque tengo hermanos mayores y ellos tenían, pero para varios de mis amigos si lo era.

Antes de apretar el botón del play, ya teníamos todos nuestras pollas duras.
Puse la peli y me puse tan cachondo que me la saqué y empecé a pajearme delante de todos. Noté como se clavaban en mi polla las miradas tímidas de mis amigos. En 2 minutos me corrí, me limpié con un pañuelo y la dejé fuera.
Nadie decía nada.

Unos minutos después mi polla volvía a estar tiesa y empecé a jugar con ella. Omar, dejó de mirar la tv y se centró en lo que mis manos hacían a mi polla. Le miré y le dije:

- Qué miras tanto?

- Perdona, no quiero que te enfades, miro porque juego con mi pito cuando se pone duro, pero creo que no lo hago bien, quiero aprender. Me fijo en lo que haces con tu polla para hacerlo yo en mi casa.

-Porqué en tu casa? Déjate de chorradas!!! Estamos entre amigos y somos todo chicos. Sácatela y haz lo que yo hago. Los demás también podéis. No tengáis vergüenza a algunos antes a otros después os saldrá pelo y crecerá, también os saldrá lefa,… todos hemos pasado y/o pasaremos por eso.

Omar fue el primero y quedó claro que vergüenza no tenía porque se desnudó por completo de cintura para abajo. Los demás poco a poco presentaron sus armas también.

Aquellas pajas colectivas ocupan un lugar privilegiado en mis recuerdos.

Con el tiempo cada uno hizo su vida, nuevos amigos, parejas, trabajos,…
Lo único que he mantenido a lo largo de los años han sido las pajas que me he hecho pensando en Omar,

Al edificio donde compré mi piso, le salieron unas grietas enormes y las autoridades nos prohibieron vivir allí, así que volví a casa de mis padres.
A los pocos días, me encontré con Omar en el portal. Estaba tan bueno como en mi imaginación.

Nos saludamos afectuosamente y charlamos un rato. Me contó que vivía de nuevo en el edificio porque se había divorciado y era el único sitio donde podía ir.

Antes de despedirnos quedamos en tomar unas cervezas algún día.

Me pareció la típica frase que se dice cuando te encuentras con alguien que hace mucho que no ves, pero que no tienes la más mínima intención de llamarle.

Al día siguiente, después de un día muy complicado en la oficina, fui a casa dire...