Comerle la polla a un hombre es uno de los mejores placeres de la vida. Es triste pensar que muchas personas no aprecian lo divertido que puede ser, es triste pensar que muchas personas la comen fatal. La principal razón es que no saben cómo hacerlo correctamente y por ello no termina de gustarles. Si no lo haces bien, no conseguirás tu premio. La polla no se endurecerá, el hombre no pasará un buen rato y sentirás el fallo como propio. Pero no hay que tener miedo, es muy fácil aprender a ser un fabuloso mamador de pollas, y yo voy a deciros cómo, solo se necesita ponerse el chip de perra, estar bien receptivo pero sobretodo hacerlo con ganas y sin prisas.

No tiene importancia el lugar que escojas, puede ser en casa, en la cama o en los probadores de El Corte Inglés, pero necesitas sentirte relajado y cachondo a la vez para hacerlo bien. Para el propósito de este artículo, digamos que estás en un sofá, con un hombre que te gusta y sabes que a él le apetecería una buena mamada en este momento.

Deslízate en el suelo entre sus piernas y busca, palpa, huele su paquete con tu boca, intenta conseguir llevártela a la boca sin usar las manos, sin prisas, es un juego.
Recorre tu lengua sobre tus labios para tenerlos listos y húmedos, y mira la cara de tu hombre. Él quiere mirar como le chupas. A los hombres les gusta mirar.

Asegurándote que tu lengua está goteante de humedad, pídele que te de polla y cuando tengas su rabo desenfundado comienza en la base de su pistola y lame hacia arriba, lentamente. Una polla húmeda se ve y suena más cachonda que una seca.
Ahora recorre con tu lengua el borde de su capullo, por todo el contorno, haciendo frecuentes pases por la piel tierna encarada hacia tí. Aquí es donde la mayoría de los hombres son más sensibles.

Estruja el mango y mira si brota un líquido claro. Si lo hace, baña tu lengua en él y espárcelo. Se extenderá contigo y parecerá fantásticamente erótico a tu compañero. Ahora, muestra como te gusta la sustancia. Acércate a la cabeza de la polla como si fuese un helado de crema de chocolate y mete todo el capullo en tu boca caliente. Manténlo allí.
Escúchale gemir.

Permanece así, con la polla dentro de tu boca, siente como crece dentro de tí.
Ahora baja rápidamente y mete tanta polla como pueda caber dentro de tu boca. No temas, no te ahogarás. Si doblas tu cuello de la manera correcta, puedes meterla limpiamente en tu garganta y recuerda... sin arcada no hay mamada.

Siéntela dentro tuyo. Puede darte tanto placer como tenerla en tu culo. Experimenta como crece en tí, aguanta la respiración, ahogate de placer.

En este momento puedes hacer varias cosas, esta es una de ellas: Deslízale hacia atrás hasta el extremo de la polla y chasquea tu lengua contra ella. Tu hombre tendrá un hormigueo ahora, queriendo profundizar más en tu garganta. Pero no le dejes imponerse. Si lo hiciera, se co...