-Hola Perro- sonó un mensaje de whatsapp.
-Hola Señor-
-¿Estás en tu casa?-
- Sí, Señor, estoy en casa-
- Voy al gym y cuando termine me paso por tu casa. Vas a lamer mi sudor.-
- De acuerdo, Señor. Su Perro le espera -

Comencé a prepararme, nervioso ya por saber que en un rato iba a estar disfrutando de todo lo que mi Amo sabe darme. Disfrutando del mejor sexo que se pueda tener. Lavativa, preparar juguetes, lubricante, popper, su tabaco, cenicero, y todo lo demás…

Suena el telefonillo; el corazón me late fuerte, la respiración se me agita. Le abro abajo, me desnudo, y entorno la puerta para que El pueda pasar. Me pongo a cuatro patas frente a la puerta, en señal de respeto y sumisión, para recibirle.

Oigo sus pasos, y la puerta abrirse y a continuación cerrarse. Noto su presencia. No lo veo porque El quiere que mire al suelo hasta que me ordene levantar la mirada.
- Hola Perro - se dirige a mí; y sin decir nada más planta sus pies delante de mi cara. Ya sé lo que tengo que hacer. Saco mi lengua y comienzo a lamer sus zapatos. Son unas Adidas de piel, negras, muy bonitas. Y no paro hasta que no queda ni rastro de polvo; hasta que no están totalmente brillantes. Cuando termino se dirige hacia el sofá y se sienta. Viene con la ropa del gym: una camiseta ajustada y unos culottes, que marcan a la perfección su musculatura, y muestran el cuerpo de Dios que mi Amo tiene. Es alto, fuerte, y guapo. Trae la ropa aún mojada, y el cuerpo húmedo y brillante del sudor. Yo le sigo, a cuatro patas, como el perro que soy. Me ordena quitarle los zapatos y lamerle los pies. Al hacerlo meto mis manos dentro de sus zapas; las noto aún calientes, del calor de sus pies. Huelen intenso. No mal, porque mi Amo nunca huele mal, sino fuerte, intenso. Le quito sus calcetines; los paso por mi nariz, los huelo; también están calientes de sus pies, y eso me excita. Meto uno de ellos poco a poco en mi boca, hasta que lo tengo totalmente dentro. El otro me lo pongo en la nariz, y al tiempo los estoy oliendo y saboreándolo. Me pone caliente el olor a macho de mi Amo. Comienzo a lamer sus pies. Los tiene húmedos del sudor, y yo los limpio completamente con mi lengua. Se desnuda, y me aplico a lamer su cuerpo entero. Lamo el sudor en sus piernas, en su vientre, en sus pectorales duros y poderosos, en sus brazos de fuertes músculos. Su sudor esta saldo, y es sabroso para mí. Ahora dirijo mi lengua a sus sobacos, los lamo, los chupo. Huelen fuerte, intenso, a hombre. Me embriaga su olor y su sabor. Querría tenerlo permanentemente en mi nariz. Me agarra la cabeza y me obliga a separarla de sus sobacos, y con fuerza, me hace acercarla a su poya. Dios, cómo huele ahora. El olor de la poya y de los huevos de mi Amo es ahora fuerte, muy fuerte, y me gusta mucho. Lamo sin parar, primero sus huevos y sus ingles, para arrastrar todo su sudor con mi lengua, y ahora su pubis, su poya, su tronco, y su capul...