Guzmán le preguntó a Bruno que a qué estaría dispuesto y este contestó que a lo que él quisiese.

- Si quieres me puedo rapar, en verano lo suelo hacer, o incluso poner un aro en la oreja, cuando vuelva al pueblo me lo quito y no habría problema.

- No Bruno, no. No se trata de eso. No busco un niñato morbosete al que poderme follar. Busco un esclavo en todos los aspectos. ¿Sabes a lo que me refiero?

La contestación de Bruno le hizo ver a Guzmán que no sabía en absoluto de qué estaba hablando. Le reveló que hacía dos años y por mera curiosidad se había hecho un perfil en una página de sexo duro llamada tuamo.net y que ahí él había deducido que esclavo significaba ser pasivo y amo activo.

- Ya, gran error. Le pasa a mucha gente yo por eso acabé por darme de baja en esa página. Tíos que se enmarcaban en el rol de esclavos luego no tenían ni idea de lo que significaban las siglas BDSM, pero la culpa es de los que mantienen la web que con tal de tener usuarios por los que las páginas de publicidad paguen les da igual el tipo de gente que entre ahí. Busco chaval al que ir domesticando poco a poco que todo lo que haga lo haga porque yo así lo decido y que si hace algo por cuenta propia lo haga antes pidiéndome permiso. Yo decidiré tu aspecto, decidiré tus compañías, decidiré tu tiempo libre, tus comidas, ropas y compras y tu comportamiento será moldeado como yo desee.

Guzmán siguió explicándole a Bruno todo lo que debía saber y concluyó la explicación mencionándole la firma de contrato y el marcado de propiedad. La cara de Bruno era indescriptible. Se podría decir que le había subido la fiebre y estaba a punto de correrse sin tocarse.
En aquel estado Guzmán era consciente de que Bruno habría aceptado cualquier cosa que le propusiese así que para evitarse un chasco posterior le pidió que se lo pensase, que lo reflexionase y que le volvería a hacer la proposición de esclavitud cuando el considerase que lo había estudiado suficientemente.

Los días pasaban y Bruno le daba vueltas al tema de convertirse en esclavo. La idea le atraía pero también le aterraba. Imaginó cómo podría ser su vida viviendo en esclavitud y pensó que sería más fácil que de haber estado viviendo en el pueblo. El estar alejado de la familia le confería cierto rango de independencia, pero tarde o temprano acabarían viendo que algo extraño estaba ocurriendo. Su familia del Opus y fiel votante del PP, no entenderían que su hijo se hubiese vuelto gay, y menos todavía que aceptase una relación de sumisión-dominación. Le desheredarían, le repudiarían, no querrían volver a saber más de él… Justo estaba centrado en estas cavilaciones cuando una pregunta le trajo a la realidad.

- Bueno, ¿Lo has pensado mejor? ¿Sigues queriendo ser mi esclavo?

Ante las dudas de Bruno, Guzmán decidió llevárselo una noche ...