( ES un relato que tenía escrito hace tiempo, nada nuevo para los que habéis leido mis relatos, cada uno tiene sus morbos y los míos quedan claros en mis relatos..espero que algunos lo disfrutéis. Gracias.)

- Que no me contestes, coño.


Crecí con esa frase entre mis neuronas. Y crecí con el miedo a mi padre, al que casi ni me atrevía a mirar a los ojos. Además, él siempre se lo tomaba como un desafío:


- ¿Qué miras, hostias ?


Mi padre siempre fue violento. De niños, a mis hermanos y a mí , nos maltrataba sistemáticamente y, creíamos, a mi madre también, la oíamos por las noches quejarse en voz baja para que no la oyeran sus hijos, supongo.

Mi padre era grande y más para la época. Mediría cerca de uno ochenta y cinco y fuerte. Le gustaba mantenerse en forma, aunque en aquella época no se llamara así. Él decía que había aprendido en la mili a hacer gimnasia y eso mantenía el cuerpo sano.

Yo era el cuarto de 5 hermanos, todos chicos . El mayor tenía 10 años más que yo y así seguíamos en una escala de tres o cuatro años de intervalo. La violencia de mi padre fue disminuyendo a lo largo de los años, sin desaparecer del todo, pero el que más la “sufrió” fue mi hermano mayor y los demás íbamos un poco detrás de él.

La primera paliza que recuerdo nítidamente a mi hermano mayor, yo debía tener 8 ó 9 años, así que mi hermano ya era mayor. Fue una tarde de sábado en la que empezó a protestar porque mi madre no le daba dinero para salir porque “estaba castigado” ( mi hermano trabajaba pero entregaba todo su dinero a mi padre) Mi padre se levantó sin decir nada, cogió a mi hermano del pelo y se lo llevó a su habitación. Allí oímos todos claramente los cinturonazos y los quejidos de mi hermano, no los gritos , pues mi padre tenía la costumbre de amordazarnos para que los vecinos no oyeran nuestros gritos. Al rato salió mi hermano con la cara mojada de lágrimas y mi padre llamó a mi madre a la habitación. Eso era habitual. Casi siempre después de una paliza, llamaba a mi madre y desaparecían durante un rato. Años más tarde comprendí qué pasaba. A mi padre le “ponía” golpear”, de modo que se aliviaba con mi madre cuando terminaba.Creo que “se aliviaba” era la palabra justa. Una vez, años después, pude verlo después de una paliza a uno de mis hermanos.

Estábamos solos él y yo. No recuerdo qué hizo mi hermano, pero la ceremonia fue como siempre. Habitación, ruido de cinturón y llamada a mi madre. Mi hermano se había ido a la calle justo después de los golpes y yo me quedé solo . De la habitación salían unos ruidos guturales.. Me acerqué y al apoyar el oído en la puerta, ésta se abrió despacio. Pasado el susto, miré por la rendija y vi a mi madre de rodillas en la penumbra. Mi padre simplemente tenía los pantalones bajados y agarraba fuertemente del pelo a mi madre, obligándo...