Riesgos de ser un sumiso novato (3): Relatos de fistspain (1.3.3)

(léete el capítulo anterior)


5.- Bar Cruising, Madrid:

Abril de 1992, se inaugura la línea de tren de alta velocidad Ave Sevilla-Madrid, agosto de 1992, decido irme a la aventura, solo, y como siempre mi familia y amigos pensando que estoy en otro sitio.

No se todavía mucho del sado, ni del leather, y mucho menos del fist, busco morbo y vicio como en otros sitios, donde ya he estado y que me están aburriendo, busco mas sensaciones, cada vez mas extremas, he comprado revistas gays con tema de sexo duro y me ponen a cien, y sigo con mis fantasías de estar atado, amordazado, drogado y secuestrado por varios amos en su mazmorra, sigo siendo joven pero ya con 26 años, tengo algo mas de recorrido sexual, pero todavía inexperto en cosas mas duras.

Hasta el 97 no llegue a tener ordenador y al poco Internet y entonces fui conociendo otros mundos mas duros y extremos. Hasta llegar a tener mi propia página de fist en español, con grupos MSN, fotos, etc. Pero en estos comienzos todavía ignoraba muchas cosas, con mis fantasías extremas, pero solo era un vulgar vicioso que excitaba a machos para calmar mis ardores, y en el fondo sigo igual, siempre soy algo egoísta y controlador, primero mis deseos, y de camino pues los del otro, sea sumiso o dominante, pero bueno no soy tan malo, jeje, procuro que el otro disfrute al máximo.

Comprobé en una guia gay de una revista que compraba mensualmente, venía el nombre de disco bar Cruising, era ideal, cuarto oscuro y vicio asegurado, normalmente pagaba la primera copa para entrar y luego, solo las que me invitaban, que por aquel entonces me encontraban muy apetecible y eran generosos conmigo.

Por supuesto, el cuarto oscuro, no muy grande, húmedo, cálido, ambiente espeso, lleno de humo de cigarrillos y lo que no eran cigarrillos, no muy limpio, pero morboso, lleno de gente viciosa, solo para el placer, yo como siempre sin slip, ropa cómoda para quitarme, y dejarme hacer por todos, que me sobarán, comieran la polla, me lamieran, me babearan todo mi cuerpo y ya me dejaba follar por todos, siempre que no fueran muy bruscos y con polla no muy gruesa.

Cuerpos sudados, oliendo a humedad, a medas, a lefa, a cigarrillos, un ambiente difícil de respirar pero que yo sin necesidad de beber alcohol o drogarme, me ponía como si estuviera a tope de todo, el sexo era mi droga, me volvía loco de pasión, me desenfrenaba, desfasaba sin necesidad de tomar nada, me descontrolada, haciendo que todos alrededor se pusieran a cien y perdieran un poco la noción de la realidad, podía estar horas dentro de esa zona, sin salir, pasando de mano en manos, sin hartarme nunca, sin poder parar, el sexo para mi era una droga, luego cuando todo pasaba me daba el bajón, me sentía sucio, usado, arrepentido, asqueado, en definitiva muy malo y prometía no hace...