EL SOCORRISTA CAPÍTULO 2: EL RECONOCIMIENTO

---"¿Hace cuánto que me miras?"

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La pregunta de Carlos cayó como una piedra en agua quieta.

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Y ahí supe que todo era real.

Que no estaba soñando.

Que esto estaba pasando de verdad.

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Durante un segundo que pareció eterno, mi cerebro se cortocircuitó.

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Y algo en mi sistema nervioso se activó.

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Una descarga eléctrica que recorrió mi columna vertebral.

Desde la nuca hasta el culo.

Como si cada nervio de mi cuerpo de 70 años hubiera reconocido algo que mi mente consciente todavía no entendía.

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[NEUROBIOLOGÍA - MI CEREBRO]

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Los científicos hablan de esto.

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Dopamina.

La hormona del placer y la recompensa.

Se dispara cuando tu cerebro identifica algo que necesitas.

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Oxitocina.

La hormona del vínculo.

Se libera cuando sientes conexión profunda.

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Adrenalina.

La hormona del peligro.

Te prepara para huir o luchar.

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Pero esto era diferente.

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No era solo atracción.

Era reconocimiento.

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Como si cada célula de mi cuerpo dijera: "Él. Es él".

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Como si mi cerebro reptiliano, el más primitivo, el que lleva millones de años de evolución, hubiera identificado algo esencial.

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Peligro.

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Y al mismo tiempo, salvación.

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Mi amígdala, la parte del cerebro que procesa el miedo, se activó como una alarma.

"Este hombre puede destruirte".

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Pero mi hipotálamo, la parte que regula el deseo sexual, respondió:

"Y necesitas que lo haga".

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[MIS SENTIMIENTOS]

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Sentí pánico.

Vergüenza.

Excitación.

Todo mezclado.

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Pánico porque sabía que me había descubierto.

Que me había estado observando.

Y que lo sabía todo.

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Vergüenza porque a mis 70 años, un hombre me hacía sentir como un adolescente cachondo y torpe.

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Y excitación.

Joder.

Una excitación que no había sentido en décadas.

Quizás nunca.

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Mi polla, que llevaba años medio dormida, se empalmó bajo el bañador.

Rápido.

Duro.

Como si mi cuerpo hubiera recuperado 40 años de golpe.

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[LA ACCIÓN - CARLOS]

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Carlos me miraba fijamente.

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Con una sonrisa tranquila.

Sin prisa.

Sin duda.

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Como si s...