LA TRANSFORMACIÓN DE MARC (2)

Capítulo 2: Gestando la pesadilla de Marc

Marc había llegado al piso de Fuencarral con el ceño fruncido y la mandíbula tensa. El favor que le había pedido Dani por teléfono le había sonado extraño, pero la insistencia de su primo segundo y la mención de "algo importante de la familia" habían conseguido que accediera a regañadientes. Subía las escaleras del edificio con su traje impecable de Armani, la corbata perfectamente anudada y los zapatos Oxford relucientes, irradiando esa masculinidad arrogante que tanto detestaba en los ambientes que consideraba poco masculinos.

Al abrir la puerta del piso, se encontró con los cinco chavales esperándole en el salón. Alex, con su pelo ondulado recogido en un moño alto y una camiseta ajustada que marcaba su torso fibroso, le dirigió una sonrisa que Marc interpretó como burlona. Dani, vestido con mallas negras de ballet y una camiseta de tirantes que dejaba ver sus brazos tonificados, evitaba el contacto visual. Iker, con un chándal Adidas que se ceñía a su musculatura desarrollada, le observaba con una intensidad que incomodaba a Marc. Kim lucía una camiseta oversized de anime y unos jeans rotos que seguían la estética K-pop que tanto irritaba a Marc, mientras que Shy llevaba un crop top transparente y unos shorts imposiblemente cortos que dejaban poco a la imaginación.

"Hola, Marc," dijo Alex con voz aparentemente neutra, "gracias por venir."

"Esto mejor que sea rápido," gruñó Marc, mirando con desprecio el desorden del piso: ropa interior tirada por el suelo, platos sin fregar, el típico caos que asociaba con la falta de disciplina. "Tengo una reunión importante en una hora."

"Claro, no te preocupes. Solo necesitamos que... MORBUS."

La palabra salió de los labios de Alex con una claridad cristalina, y Marc sintió como si algo se apagara en su cerebro. Su cuerpo se quedó inmóvil, pero su mente seguía completamente consciente y aterrorizada. Podía ver, oír y sentir todo, pero no podía controlar ni un solo músculo.

"Joder," susurró Iker, "realmente funciona."

"Marc," dijo Alex acercándose con una sonrisa sádica, "vas a hacer exactamente lo que te ordene. Quítate toda la ropa excepto la interior. Ahora."

El horror en la mente de Marc era absoluto mientras sus manos comenzaron a desabrochar la camisa sin que él pudiera detenerlas. No, no, no, ¿qué coño está pasando? ¡Para, para! gritaba internamente, pero su cuerpo continuaba obedeciendo. La camisa cayó al suelo, revelando su torso esculpido que hizo que los cinco chavales contuvieran la respiración. Sus abdominales perfectamente definidos, los pectorales desarrollados por años de gimnasio y esa V que se perdía en la cintura del pantalón provocaron suspiros ahogados.

"Hostia puta," murmuró Kim ajustándose las gafas, "está mejor que cualquier superhéroe de mis cómics."

Los pantalones ...