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Un hombre anciano de 60 años, con una estatura enorme y un físico robusto, camina por un sendero serpenteante en el campo, rodeado de arbustos verdes y algunos árboles dispersos. Lleva un traje que parece haber sido confeccionado a medida, pero que ahora se ve un poco ajustado debido a su gran barriga peluda, que queda expuesta al aire libre ya que su camisa blanca está desabrochada mostrando su barriga peluda y pectorales. En una de sus manos, el maduro sostiene con firmeza una cadena pequeña pero resistente, de la que cuelga un joven sumiso de 25 años, rubio y extremadamente delgado, que está completamente desnudo.

El joven, con su cabello rubio cayendo sobre su rostro, lleva un collar de perro ajustado alrededor de su cuello, del que pende la cadena que el anciano sostiene con autoridad. En una postura sumisa y obedientemente, el joven sumiso camina a cuatro patas, con sus manos y pies firmemente plantados en el suelo, mientras su trasero queda elevado, mostrando sus nalgas bien abiertas en una posición de total sumisión. La escena, bajo el cielo abierto del campo, presenta un contraste entre la figura autoritaria del anciano y la sumisión del joven, creando una imagen poderosa y cargada de significado. La textura del traje del anciano, la suavidad de la piel del joven y el brillo metálico de la cadena y el collar, se combinan para crear una imagen hiperrealista con detalles de alta calidad. A lo lejos se ven varios viejos paseando por el camino con la mirada en el sumiso.