El destino de Martín (Parte XI)

11.-

Y la cena fue el preámbulo de una serie de hechos que cambiaron todo entre ambos. Se juntaron en un restaurante de comida española, comieron una tortilla de las con chorizo, carne, habas y terminaron con cremas catalanas, acompañado de una botella de vino. La cuenta salió muy alta y Martín exigió dividirla en dos, en un estado de euforia, que le producía risas a José Tomás.

Siguieron en un bar. Ambos estaban un poco ebrios, y en el bar bebieron tragos más fuertes, con ron y otros destilados. Martín sintió los efectos de esa ingesta alcohólica.

No era bueno para beber y sintió cómo fueron bajando sus defensas e inhibiciones. En¡n un momento, José Tomás, puso su mano sobre su brazo, y sintió una descarga eléctrica con esa cercanía. No la rechazó, se paralizó. No sintió desagrado, sino que una sensación extraña, poderosa, demasiado poderosa como para omitirla. No sabía si eso le gustaba, pero no le dejaba indiferente. Cantaban con una banda tributo de Coldplay, hasta que llegó un punto que José Tomás le dijo:

- Estamos ebrios, vamos a mi apartamento a tomarnos un café.
- ¡Está bien! - responde eufórico Martín.

Toman un Uber y se dirigen al edificio del apartamento, suben al 10ª piso donde queda la residencia de José Tomás, quien abre la puerta y junto con cruzar el umbral, enciende la luz, cierra tras de si y se abalanza sobre Martín empujándola contra la pared para besarle la boca, sin darle tiempo a reaccionar. Está completamente entregado, no opone resistencia al ataque salvaje de la pasión y el desenfreno de José Tomás, que lo lleva a su dormitorio. Le quita la camisa y la camisa y lo lanza sobre la cama para seguir besándole cara, boca, cuello y bajar a lamerle y morderle las tetillas. Martín se deja hacer todo. Esta con sus manos extendidas, en actitud de entrega, sin resistirse a nada.

José Tomás se desnuda y Martín atina despojarse del resto de su ropa.

El dueño de casa está eufórico y Martín, entregado.

Ambos quedan desnudos en la cama, y José Tomás le coge la cabeza y le jala los cabellos hasta llevarlo hasta du entrepierna e introduciendo la verga en la boca de martín, forzándolo a lamerla y mamarla, pese a la inicial resistencia de este, que parece ahogarse y hacer arcadas, cuando la gruesa y poderosa polla llega hasta el fondo de su garganta.

Martín está impactado con esa verga enorme dentro de su boca. Siente como crece y le folla, sin piedad. Se ahoga, pero José Tomás no le suelta y él no se resiste.

José Tomás parece que va a correrse, pero saca su verga de la boca de martín y sigue, entonces, con su labor de manoseo y recorriendo el cuerpo del otro, mordiéndole tetillas y cuello. Lo gira y comienza a nalguearlo, con fuerza y violencia. martín se queja, gime y grita, pero no hace nada más para resistirse. Pide que se detenga, pero no se mueve. A ...