El Miedo (Parte V)

V.-


El pobre muchacho trató de sobreponerse a las novedades en su vida que no eran otra cosa que sentirse permanentemente vigilado, a saber que en algún momento vendrían por él. Hizo un esfuerzo por tratar de llevar una vida “normal” pero no pudo evitar obsesionarse como obsesionan las pesadillas cuando tienen algo de trauma.

Y eran un trauma, más allá de las consultas, las terapias, el olvido, cambiarse de universidad, romper con sus antiguos círculos, con la vigilancia. Nada servía ya.

En las noches se sentía viviendo nuevamente esas extenuares y brutales sesiones, pero lo que más volvía, una y otra vez, un recuerdo con todos los detalles: el momento que fue follado por un perro.

Revivía como el enorme doberman negro, el macho alfa de todas esas bestias, lo penetró. Recordaba nítidamente como el perro le dio unos lengüetazos en el culo , puso las patas delanteras en la espalda y le penetró mientras respiraba intensamente, para comenzar a sentir ese intenso bombeo en su culo, percibiendo un dolor indescriptible al momento cómo la verga del animal le perforaba y crecía adentro de él, cada vez más, y le atacaba violentamente, como si estuviese preñando a una perra. Y en su mente se sentía como una perra en celo, en doloroso y humillante celo. Era una sensación demasiado fuerte para olvidarla. Tuvo una verga de 25 cm en su culo, y estuvo pegado a ese animal por más de 25 minutos. Sintió como esa verga crecía adentro de él y expulsaba unos 200 a 300 cm3 de semen canino. El recuerdo más traumático fue ver a ese perro con semen chorreando de su verga mezclado con su sangre: Esa imagen le perseguía, junto con el dolor del desgarro, literal y metafórico, de su condición humana. Esa noche se sintió un animal y cada vez que lo recordaba, lo volvía a sentir.

Despertaba sudado y sobresaltado, para luego, con mucha dificultad, tratar de conciliar el sueño. Esas pesadillas eran recurrentes. La frecuencia aumentaron cuando se develó la naturaleza de Elían, un instrumento del Lord para mantenerlo controlado.

Cada fin de semana, Elían estaba con él, para hacerle presente que tenía un dueño que lo reclamaría en cualquier momento.

El desempeño académico de Beltrán fue un desastre y reprobó casi todas las materias. No podía concentrarse, estaba agotado mentalmente y sufrió una crisis nerviosa. Los psicólogos recomendaron al padre y la madre que no siguiera estudiando y que descansara.

Beltrán estaba realmente agobiado, tenso, nervioso, esperando lo peor. Era una bomba de tiempo. Fue en esas circunstancias que Elián le dijo:

- El Lord quiere verte. Busca la forma para salir del país y pide vacaciones para ir a Brasil o Argentina.
- Esta bien, haré todo lo posible.
- No, esto no es una sugerencia, es una orden. Tienes 20 días para cumplir la orden.

Beltrán supo que era inevitable, q...