Amra el León - Parte 2 - La Manada

puto, ta

m. y f. malson. prostituto, ta (Persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero)

m. malson. sodomita (Que practica la sodomía).


Ejemplos de frase:

"¡Ya era hora de que llegara la puta!"

"¡Quédate con el pedazo de culo que tiene la puta!"

"¡Me pido primero para ese culazo de puta!"


Tales eran las frases desconsideradas que me recibieron en una cacofonía de gritos, que demostraban cuánto me habían esperado. Si necesitara otra prueba de ello, la docena o así de hombres que me recibieron en el motel, todos ellos desnudos, exhibían sin pudor sus pollas, en general mayores a la media, y todas en variados estados de erección o semi erección. Pollas peludas, que parecían estar sucias sin estarlo. Pollas blancas y negras, las negras erguidas como lanzas de ébano, las blancas con su cabezón morado. Pollas más anchas que largas, calientes y sudadas sobre la bolsa de los cojones. El Capataz me había sacado del maletero en el garaje del motel, me había cogido del brazo y me había dirigido a la puerta de la habitación, una habitación espaciosa pero que ahora parecía más pequeña por estar abarrotada de hombres. Sus gritos y ademanes me asustaron, y arrojé mis brazos esposados delante de mí, a modo de vana defensa. Mi pequeño pene, atrapado en su jaula de plástico rosa, se contrajo por el miedo. Entre todos me empujaron a la cama, donde caí de bruces, rodeado de hombres calientes y vociferantes.

Me estaba bien, me dije. En mi orgullo de esclavo, le había ofrecido a Amra el León, Amo de mi alma, ser su puta. Qué fácil es para un esclavo, qué excitante confesar ser la puta de un macho que te va a follar vivo. Y no contaba con esto, conque mi Amo me tomara la palabra, literalmente. Me había preguntado qué negocio se traían el Amo y el Capataz juntos, y ahora por fin lo sabía. El negocio era yo. El Amo me había prostituido.

Todo estaba dispuesto para la follada. En un cuenco de cristal azul oscuro había una gran cantidad de preservativos, al lado de él dos botellas de lubricante. Todos estos extraños me intimidaban. Quizás por un momento falló mi determinación de obedecer siempre a Amra, ya que todo esto era claramente su voluntad. El Capataz se hizo a un lado en la habitación, claramente ofreciéndome a todos los hombres. Pero ya era irrelevante. Aunque dijera que no, la manada de hombres calientes me hubiera tomado por la fuerza, desnudo y esposado me era imposible resistirme. Así que mejor someterme a Amra y a estos hombres, resignándome a mi destino. Echado boca abajo en la cama, mis pies en el suelo, comencé a separar las piernas, abriendo mi culo en un intento de gesto seductor...

"Fijaos en esta puta. Tiene el ano destrozado. Y cómo se abre de piernas. Se le ve que está caliente."

Quien así decía era un tío blanco, algo barrigón y peludo, pero con un t...