Te Vendo a mi Papá 1

Completamente desnudo, boca abajo, acostado en el centro de la cama matrimonial, con sus muñecas atadas juntas a la cabecera y sus piernas abiertas atadas a las patas de la cama, Efraín espera en silencio, tiene un ball gag que lo ha hecho babear tanto que la zona del colchón debajo de su cabeza está empapado.

A pesar de tener cincuenta años conserva una abundante cabellera que se tiñe de castaño claro, es un hombre blanco con un bigote muy poblado.

Es de hombros anchos y de cintura delgada, su espalda bastante musculosa es peluda debajo del cuello y en la zona de los dorsales. Sus glúteos bien peludos son carnosos y muy levantados, largos… y sus piernas son delgadas aunque tienen muy bien marcados los muslos y las pantorrillas.

Yurem entra cansado a su cuarto y enciende la luz, se quita la chamarra que trae puesta y la avienta al piso, se desabotona la camisa y la avienta junto a la cama, lejos de la chamarra que se quitó hace unos minutos. La camiseta sin mangas que usa debajo de su camisa exponen sus brazos grandes y sus pechos anchos, fruto de sus horas en el gimnasio.

El joven de 25 años se sienta en la cama en el espacio entre las piernas de Efraín, ni lo mira ni lo saluda, Efraín permanece en silencio aunque respira un poco agitado.

Revisa su celular y contesta algunos mensajes, busca una posición donde se vean un poco más nalgas de Efraín como escenario para su rostro y sus brazos que flexiona para la cámara de su celular, toma la foto y la sube a su Instagram.

Se toma algunos minutos para pensar en algún texto y escucha un par de canciones para acompañar su historia.

Cuando acaba pone su celular en el mueble de enfrente de su cama y se gira para acostarse encima de Efraín, su pelvis con el pantalón de gabardina aún puesto queda pegada a las nalgas del hombre desnudo.

-¿Me extrañaste cachorro?- le pregunta poniendo su cabeza sobre la de Efraín y acariciándole con rudeza la espalda y las nalgas

-wooof- responde Efraín a través del ball gag, cierra los ojos quizá para no sentir las manos de Yurem recorriendo su cuerpo, a pesar de ser tan joven sus manos son grandes y fuertes, Efraín aún no se acostumbra a sentir que lo toca un hombre

Hace ya dos meses que Efraín vive esta nueva vida, no sabe cómo llegó a esa casa, no sabe cómo lo encerraron, cuando despertó estaba en el mismo cuarto, en la misma cama, atado de pies y manos y con una cinta tapándole la boca.

Abrió los ojos al medio día, después de una de sus acostumbradas noches de parranda. Le costó trabajo comprender lo que estaba pasando, era una cama que no conocía y delante de él estaba aquel muchacho vistiendo un short y sus acostumbradas playeras blancas sin mangas.

-Buenos días dormilón- le dijo en tono amigable, usando un tono bobo como si se tratara de un niño, me da mucho gusto que ya estés de...