Perrito en: El garaje de los moteros III

"Este cabrón ya no sirve ni para follar, está reventado."

Alguien trae una pipa de cristal y un mechero.

"Que fume mientras se lo meten."

Te ponen la pipa en los labios. El humo denso y químico te llena los pulmones, provocándote una explosión en el cerebro. Todo se vuelve más intenso, más irreal. Tu corazón late tan rápido que crees que va a explotar.

"Otra calada, venga."

Inhalas de nuevo. El subidón es brutal. Ya no sabes dónde estás, solo sientes la botella moviéndose dentro de ti, las manos sucias de los moteros manoseándote, el olor a aceite, sudor y semen.

Rafa saca la botella y la reemplaza por algo más grande. Un destornillador gigante de los que usan para las motos, el mango grueso y negro.

"A ver cuánto aguanta el yonqui."

Te lo meten entero. Tu culo lo traga obscenamente, sin resistencia. Los moteros graban desde todos los ángulos, riéndose, comentando lo destrozado que estás.

"Dale más tina," dice Lucho preparando otra pipa.

Fumas otra vez. Y otra. Pierdes la cuenta. Tu cerebro está fundido, tu cuerpo es solo un objeto para que estos cabrones se diviertan.

El joven rubio trae un bote de poppers industrial, de los que usan en fábricas.

"Que huela esto."

Te lo ponen en la nariz y te obligan a inhalar profundamente. El rush es bestial, todo tu cuerpo vibra, tu culo se abre todavía más si es posible.

Rafa saca una jeringa de un cajón oxidado del garaje. La aguja brilla bajo la luz sucia de la bombilla.

"Esto te va a gustar, perrito."

Te ata el brazo con un cinturón de cuero, buscando la vena. Los otros siguen metiéndote objetos por el culo destrozado mientras Rafa prepara el chute. El líquido en la jeringa es transparente, letal.

"Heroína mezclada con metanfetamina. Un speedball de los buenos."

Clava la aguja en tu vena y aprieta el émbolo. El subidón es instantáneo y demoledor. Tu cuerpo entero convulsiona, una mezcla brutal de euforia y relajación que te deja completamente indefenso.

"Míralo, está en otra puta dimensión."

Uno de los moteros trae un frasquito con cristales.

"GHB. Pa' que se desmaye del todo y sigamos."

Te meten los dedos en la boca y te echan el líquido directamente en la garganta. Tragas sin poder resistirte. En minutos empiezas a perder la consciencia, todo se vuelve borroso.

"Así está mejor, que no se entere de nada."

Medio inconsciente, sientes cómo siguen usándote. Más pollas, más objetos, más manos. Alguien te mea en la cara. Otro te escupe.

Cuando despiertas brevemente, estás completamente cubierto de fluidos, sangre, aceite del garaje. No sabes cuánto tiempo ha pasado.

"Dale otro chute, que aguante más."

Rafa apaga el cigarro en tu espalda. El dolor te devuelve a la re...