Perrito en: El garaje de los moteros I

El garaje apesta a aceite de motor y sudor rancio. Tres motos Harley alineadas contra la pared, herramientas tiradas por el suelo de cemento manchado. En el centro, él: Rafa, 48 años, casi dos metros de pura brutalidad.

La barriga le sobresale por encima del cinturón de tachuelas, cubierta de vello negro y gris. La cresta mohicana le da ese aire de cabrón que no necesita demostrar nada porque ya lo sabe. La barba espesa le cubre medio rostro, goteando sudor.

Está completamente desnudo salvo por las botas militares negras llenas de barro y grasa. Su polla gruesa cuelga pesada entre sus piernas peludas.

"Ven aquí, perrito."

Te arrastra del pelo hasta sus pies. El olor a cuero viejo y calcetín sudado te golpea la cara. Plantas la nariz contra la bota izquierda y respiras hondo ese hedor de macho motero que lleva tres días sin ducharse.

"Lame."

Tu lengua recorre el cuero sucio, probando barro seco, gasolina, salitre de la carretera. Rafa se ríe por encima de ti, una risotada grave que retumba en su barriga.

"Buen chucho. Ahora las pelotas."

Te levanta la cabeza de un tirón. Sus huevos peludos cuelgan a centímetros de tu boca, apestando a tres días de moto y meadas mal sacudidas. Los lames como el perro que eres, saboreando ese queso rancio acumulado en los pliegues.

"Abre la boca."

Escupe un flemón espeso directamente en tu garganta. Lo tragas sin rechistar.

Rafa te empuja contra el suelo frío del garaje. Tu cara se aplasta contra una mancha de aceite negro mientras él se arrodilla detrás de ti, su barriga presionando contra tu espalda.

"Voy a partirte el culo, perrito."

No hay preparación, no hay cuidado. Te mete la polla de golpe, rasgándote por dentro. Gritas pero él te tapa la boca con su manaza sucia de grasa.

"Cállate. Los perros no hablan, ladran."

Te folla con embestidas brutales, cada una te clava más contra el cemento áspero. El sudor de su barriga te gotea en la espalda mientras gruñe como un animal.

"Trae la bolsa," le grita a alguien.

Otro motero aparece en tu campo de visión. Botas, pantalones de cuero, sin camiseta. Tatuajes por todas partes. Te lanza una bolsita de plástico que cae junto a tu cara.

"Dale una raya al perrito mientras lo preño."