Nueva vida en Madrid - 2

Capítulo 2: La Nueva Realidad

Álex despertó en el suelo. El cuerpo le dolía por todas partes. El collar de cuero apretaba su cuello. El cinturón de castidad con la sonda uretral le recordaba constantemente su condición. El plug en su culo seguía ahí, manteniendo dentro la leche de su Amo de la noche anterior.

Ya no tenía habitación propia. Su Amo había dejado claro que dormiría en su cuarto, en el suelo, como el perro que era. Si se portaba bien durante la semana, le permitiría usar un colchón fino. Pero seguiría siendo en el suelo.

Miró el reloj. Las 7 de la mañana. Sergio todavía dormía en la cama, desnudo, su cuerpo musculoso relajado.

Álex sabía lo que tenía que hacer.

Se arrastró hasta la cama y esperó de rodillas, con la boca abierta.

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A las 7:30, Sergio se despertó. Miró a su esclavo arrodillado junto a la cama.

"Buenos días, Amo", susurró Álex.

"Cállate. Tu boca tiene otra función ahora."

Sergio se giró hacia él sin levantarse de la cama, sacó su polla semidura y la colocó sobre la boca abierta del esclavo.

"Todas las mañanas eres mi urinario. Acostúmbrate."

Y empezó a mear.

El chorro caliente de orina llenó la boca de Álex. El sabor amargo, salado, concentrado de la primera meada del día le invadió. Tragaba tan rápido como podía, pero parte del pis le resbalaba por la barbilla, cayendo sobre su pecho desnudo.

"No desperdicies ni una gota, cerdo."

Álex intensificó sus esfuerzos, sellando sus labios alrededor de la polla de Sergio. El chorro parecía interminable. Sus mejillas se hinchaban con cada trago.

Cuando finalmente terminó, Sergio se limpió el glande en la lengua de Álex.

"Ahora prepara el desayuno. Café solo, tres tostadas con aceite, zumo de naranja. En 15 minutos. Muévete."

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Álex preparó el desayuno desnudo salvo por el collar y el cinturón de castidad. Cada movimiento le recordaba el plug en su culo. La sonda en su polla le rozaba dolorosamente cuando caminaba.

Sirvió el desayuno en la mesa. Sergio comió tranquilamente mientras él permanecía de pie, esperando órdenes.

"Hoy friegas el baño. Limpias toda la casa. La ropa sucia la metes en la lavadora. Y cuando vuelva de entrenar esta tarde, quiero la cena lista. Macarrones con carne. ¿Entendido?"

"Sí, Amo."

"Ah, y te duchas. No puedes ir a la universidad oliendo a mi meado. Aunque me gusta la idea de que lleves mi olor encima."

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A las 9:30, Álex salió hacia la universidad. Vaqueros, camiseta, mochila. Aparentemente normal. Pero bajo la ropa, el collar apretaba su cuello. El cinturón de castidad aprisionaba su polla y la sonda se clavaba con cada paso. El plug le recordaba la preñada de su Amo.

En el metro, cada sacudida del v...