NUEVA VIDA EN MADRID

Capítulo 1: El Descubrimiento

Álex llegó a Madrid con dos maletas y muchas expectativas. 21 años recién cumplidos, primer año de universidad, primera vez viviendo fuera de casa. Compartir piso con Sergio parecía la opción perfecta: lo conocía del pueblo, era un año mayor, y llevaba ya instalado en la capital desde hacía tiempo.

Sergio había cambiado desde que se mudó. Ahora era un skinhead de manual: cabeza rapada, piercings en las orejas, camisetas Fred Perry, tirantes, vaqueros Levi's ajustados y sus inseparables botas Dr. Martens negras de 20 ojales que siempre llevaba puestas. Su físico también había mejorado notablemente - músculos marcados, brazos tatuados, presencia intimidante.

Álex, por el contrario, seguía siendo el típico chaval de pueblo: delgado, tímido, pelo castaño desordenado, ropa de Pull&Bear. Oficialmente heterosexual, aunque nunca había tenido novia de verdad. No le daba demasiadas vueltas al tema.

La primera semana transcurrió normal. Sergio salía mucho, a veces no dormía en casa. Álex se centraba en las clases, en adaptarse a la ciudad, en su nueva rutina universitaria.

Todo cambió un viernes por la noche.

Álex había vuelto antes de lo previsto de la biblioteca. Al abrir la puerta del piso, escuchó ruidos extraños procedentes de la habitación de Sergio. Gemidos. Golpes. Una voz suplicando.

Debería haber ido directo a su cuarto. Pero la curiosidad pudo más.

Se acercó sigilosamente al pasillo. La puerta de Sergio estaba entreabierta. Y lo que vio le dejó paralizado.

Sergio, sin camiseta, con los tirantes colgando, las botas puestas, dominaba completamente a otro chico joven. El tipo estaba desnudo, atado de rodillas, con una correa al cuello que Sergio sujetaba con fuerza. Le escupía en la cara mientras le insultaba.

"Puto perro sumiso, así es como te gusta, ¿verdad?"

El otro gemía de placer, completamente entregado. Sergio le metió la bota en la cara, obligándole a lamerla. Luego le penetró con violencia mientras tiraba de la correa, asfixiándole levemente.

Álex se quedó mirando más tiempo del que debería. Sintió algo extraño en el estómago. Una mezcla de fascinación, miedo y... ¿excitación? Se tocó la entrepierna sin pensar. Estaba duro.

Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, corrió a su habitación y cerró la puerta. Se tiró en la cama, el corazón acelerado, confuso. ¿Qué coño acababa de ver? ¿Por qué le había puesto cachondo?

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Al día siguiente, Álex no pudo evitar sacar el tema. Estaban desayunando en la cocina cuando lo soltó, nervioso:

"Tío, ayer... llegué pronto y... vi algo."

Sergio le miró fijamente mientras daba un trago a su café. Sin inmutarse.

"¿Ah, sí? ¿Y qué viste exactamente?"

"Pues... a ti con... con un tío. Ha...