Mi padrastro, su hijo y yo a los 20 años. CAPITULO CUATRO

Todavía me duraba el dolor en el culo, por la follada o cogida que me había pegado Gaspar, el hijo de mi padrastro, cuando éste, llama por celular a eso de las cinco de la mañana, muy temprano, mientras yo dormía. Atendí algo sobresaltado por la hora, y veía que era HORACIO, mi padrastro y papá de Bruno, quien me llamaba. Hola amo, dije instintivamente. Respondió con un monólogio en voz potente, sin dar lugar a mi palabra, y en un tono de orden claro y categórico. " Maricón esclavo Bruno, ya me dijo Gaspar que pudo usarte, pero ahora te toca complacernos a los dos. Para eso naciste no?- Bien, te espero junto a mi hijo en tal dirección, era a unas 20 cuadras de casa, también lugar céntrico. Me avisó que fuera con ropa sencilla y fácil de sacar, y que llegara exactamente a las 9 de la mañana y tocara tres veces el portero eléctrico. Sin esperar respuesta simplemente cortó.
Me puese un boxer transparente negro, con un agujero en la zona anal, un pantalón de lino ancho, una camisa de viyella clara, y unas sandalias negras fáciles de descalzarme. Por las dudas, armé un bolso con ropa de puta, zandalias negras altas, medias finas red, tanga roja portaligas, pollera vinílica negra,. blusa beige ajustada. Puse allí lapiz labial y pintura de uñas, por si debía usar algo, me daba igual, pero si era querido por mis amos, me agradaría el plan B, sino, mi ropa normal servía. Me senté a tomar un té.... y empecé a tocarme los pesones y a soñar que en unas horas, quizás algunas cosas que había escrito en mi diario, serían cumplidas. Sabía y me encantaba que Horacio, no solamente había leído mi diario, donde detallo mis fantasias más humillantes de sumiso, sino que ese diario se lo había entregado a Horacio, mi padrastro, nada menos que mi mamá. Era como una entrega y un permiso..... que mi propia madre hacía, para que viviera a full mi condición de ser sumiso con su propio hombre y el hijo de su propio hombre.
Así yo, el esclavo Bruno, entregado por su mamá mediante haberme arrebatado un diario íntimo, debía cumplir con mi padrastro Horacio y su hijo Gaspar, mi destino. Y sería cumplido, punto por punto, en todas las fantasías que soñaba y mucho más que eso, en las que Horacio y Gaspar añadirían. Y creanme, añadieron mucho , se propasaron, violaron todos los límites. Sufrí, eso me encantó.