LA TRANSFORMACIÓN DE MARC (3)

Capítulo 3: Sobado en público

La luz del amanecer se filtraba perezosamente por las cortinas del piso de Fuencarral cuando los cinco chavales comenzaron a reunirse en la cocina. El ambiente aún conservaba el aroma del triunfo de la noche anterior, mezclado con el olor típico de un piso compartido por jóvenes: café recalentado, ropa sudada y la electricidad que precede a las travesuras.

Iker fue el primero en aparecer, luciendo solo unos boxers de Calvin Klein grises que se ceñían a su musculatura desarrollada. Su torso desnudo mostraba los resultados de horas de gimnasio, con esos abdominales marcados que tanto gustaban a sus conquistas. Se desperezó como un felino, sus brazos esculpidos estirándose hacia el techo.

"Buenos días, princesas," gruñó con voz ronca, dirigiéndose directamente a la cafetera.

Kim apareció segundos después, envuelto en una bata de seda negra con estampado de anime que apenas le cubría los muslos. Su pelo rubio platino estaba alborotado de una manera que resultaba adorablemente sexy, y sus gafas tintadas colgaban del cuello desnudo. A pesar del aspecto delicado, se podían apreciar los músculos definidos de sus brazos y el abdomen plano bajo la bata entreabierta.

"¿Alguien más tiene ganas de ver sufrir a nuestro homófobo favorito?" preguntó con una sonrisa traviesa mientras se servía cereales.

Shy hizo su entrada teatral, como era habitual. Su cuerpo alto y fibroso se movía con la gracia de alguien acostumbrado a ser el centro de atención. El pelo rosa le caía sobre los ojos de manera seductora, y varios piercings brillaban en sus orejas y pezones.

"Niños, niños," dijo agitando su melena, "¿habéis visto mi ruleta de la vergüenza? Porque estoy deseando estrenarla."

Dani apareció más tímidamente, pero no por ello menos atractivo. Como era habitual en el piso, vestía ropa de sus clases, unos shorts de ballet ajustados que marcaban perfectamente sus piernas de bailarín y una camiseta de tirantes que dejaba ver su torso esbelto pero tonificado. Su cabello rubio y sedoso caía como una cascada hasta los hombros, enmarcando ese rostro angelical que contrastaba deliciosamente con la perversidad de sus pensamientos.

"Creo que deberíamos llamar a Marc ya," murmuró, aunque sus ojos brillaban de anticipación.

Por último, detrás de Dani, Alex emergió del dormitorio que compartía con él, completamente desnudo excepto por unos slip blancos de microfibra que se adherían a su cuerpo como una segunda piel. Su físico atlético producto del fútbol era una sinfonía de músculos trabajados: pantorrillas potentes, muslos duros, glúteos perfectamente redondeados y esos abdominales que parecían esculpidos en mármol. Su pelo ondulado estaba recogido en un moño desaliñado que le daba un aire casual pero irresistiblemente atractivo.

"Buenos días, depredadores," dijo con una sonr...