LA TRANSFORMACIÓN DE MARC (0)

CAPÍTULO 0: UN DÍA CUALQUIERA

La alarma del iPhone de Marc Alonso suena a las 5:45 AM con la precisión matemática que caracteriza toda su existencia. Su cuerpo de 188 centímetros y 75 kilos de músculo puro se desenreda de las sábanas de algodón egipcio de 1.200 hilos mientras sus abdominales se contraen naturalmente al incorporarse. La luz dorada del amanecer se filtra por los ventanales del dormitorio principal de su chalet en Las Rozas, iluminando su torso desnudo que parece esculpido por los dioses griegos.

"Otro día, otra oportunidad de ser el mejor", murmura Marc con esa seguridad que lo caracteriza, dirigiéndose al baño principal revestido de mármol de Carrara.

Su rutina matutina es sagrada: ducha fría de cinco minutos que pone en tensión cada fibra de su cuerpo perfectamente definido, afeitado de la barba de tres días que mantiene con precisión milimétrica, y gel de ducha de la mejor marca italiana que realza el aroma natural de su piel morena. Mientras se seca con movimientos económicos, su reflejo en el espejo devuelve la imagen de un hombre que podría protagonizar cualquier campaña publicitaria de ropa interior masculina.

Se viste con un traje de Armani de corte perfecto que abraza su físico sin resultar vulgar ni ceñido - Marc detesta cualquier prenda que pueda resultar provocativa o que marque demasiado su anatomía. Boxers de algodón holgados, camisa blanca impecable y corbata de seda italiana completan el atuendo del ejecutivo más exitoso de Accenture.

A las 7:30, su chófer Rodrigo lo recoge en el BMW Serie 7 de la empresa. Marc se acomoda en el asiento trasero, revisando los informes del día mientras Madrid despierta a sus pies. Su mente analítica procesa datos y estrategias con la misma precisión con la que su cuerpo ejecutaba regates cuando era futbolista profesional.

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En el piso de la calle Fuencarral, el contraste no podría ser mayor. Alex se despierta en los brazos de Dani, sus cuerpos entrelazados bajo un edredón que ha visto mejores días. La habitación está llena de pósters de bailarines famosos, equipación de fútbol colgada descuidadamente y libros de arte desperdigados por todas partes.

"Buenos días, princesa", susurra Alex al oído de su novio, sus labios rozando el cuello del bailarín mientras su mano recorre la espalda lisa y perfectamente tonificada de Dani.

Dani se gira con una sonrisa somnolienta, su melena rubia cayendo sobre sus ojos azules como cascada dorada. "Mmm, buenos días, mi amor. ¿Has soñado otra vez con tu obsesión?"

Alex se incorpora, su torso fibrado visible bajo la camiseta de tirantes que se le pega al cuerpo como una segunda piel. Sus ojos verdes brillan con una intensidad especial cuando responde: "Marc no es una obsesión, es un... proyecto pendiente."

"Estás loco si crees que algún día va a pasar algo con ese homófobo de mierda", ...