De kinky a esclavo Capitulo 7: Humillación

Recibí de nuevo la orden de una nueva quedada, Las anteriores veces que el señor me citó, lo hacía a la misma hora y en el mismo lugar en concreto. Esta vez me citó en uno distinto. Aquello me descuadró. Me pillaba algo más cerca, Pero por primera vez decidí no preguntar. Sabia cuáles serían las consecuencias de ello. Aquella tarde hacía calor. La sesión no solo se limitó esta vez a la mazmorra sino a otros lugares de la casa como la parte exterior. No era muy de hacer cosas, en casa lo hacian todo mis padres. Pero aquel día el señor me ordenó que limpiara las zarzas de su jardín. Joder… tampoco era tan grande la Parcela… Tampoco era muy “trabajador” que digamos. Pero el Señor me fijo Media hora para quitar las zarzas. Mientras arrancaba las zarzas a destajo, me imaginaba el minuto 31. El Señor contando las zarzas que había olvidado. Probablemente para darme un correazo por cada zarza olvidada. Me costo 25 minutos, lo que me dejaba 5 minutos para repasar y cada vez que encontraba una zarza, pensaba “Un correazo menos”. Llamé a mi Señor para esperar la siguiente indicación.
-Señor, ya acabé
-Voy-dijo levantando la vista y viendo que estaba parado ante él. Dejó el cigarrillo que se estaba fumando en el cenicero, se levantó y esta vez me cogió por los huevos fuertemente y me llevó hasta donde había estado trabajando
-Ah señor, los huevos
-Cállate imbécil-dijo dándome un nuevo azote en el culo con la otra mano
-Si señor
El señor revisó el lugar y comprobó que aun quedaban zarzas por recoger
-¿Y esto? -dijo enseñándome, ¿Y esto?
-Señor es que no me gusta recoger zarzas y además es que no entiendo
-Eres un inútil que solo sabe fumar porros y comer polla
-Si señor-dije a modo de lamento
-Si señor-repitió el señor a modo de burla
Ahora entiendo porque tus padres no se molestan en enseñarte las cosas y pasan de ti, no vales ni siquiera para recoger unas zarzas, pero como te he dicho yo te voy a enseñar a base de disciplina y castigos
-Si señor
Me ordenó que me pusiera de rodillas. Obedecí y a los pocos segundos me ordenó que le lamiera el calzado para luego hacer lo propio con los pies, no pude valorar el tiempo, pero estuve asi, diría que entre unos 5 a 10 minutos. Sensación muy extraña. Cuanto más me humillaba, más estaba excitado. Odio el tema pies, pero es como si fueran imanes. Lamia como un desesperado. Quería con toda mi alma que el Señor este contento.
-Se puede mejorar, aunque en esto también te falta mucho por aprender
-Si señor
Nada mas terminar me escupió varias veces en la cara. Que sensación mas extraña. Debo ser Rarito, pero no me disgustaba, y me hizo ir a 4 patas por el jardín de la casa, era un terreno extenso con lo que el paseo fue largo, no podía aguantar el dolor en las rodillas cuando estuve a punto de quejarme que en ese momento me ordenó que parase
-Salvado por...