La mejor penitencia (6)

A partir de ahí la cosa no podía más que complicarse. Lo tuve claro desde ese momento. Que tratara de amenazarme por su seguridad lo podía entender pero lo del patio era signo de que me debía andar con mucho cuidado con él.
Fernando había sugerido que nos diéramos los números de móvil. Yo hice como que no había oído.
- Bah, bueno. Yo ya te paso el de Víctor, Esteban - le dijo - y él ya te hace una llamada o te manda un mensaje - concluyó dirigiéndose a mí.
El ábado me sonó el móvil. Número desconocido. No contesté. Y al minuto varios mensajes de WhatsApp seguidos.
"Hola, Víctor. Soy Esteban Aranda"
"Disculpa t moleste"
"Creo que al padre Fernndo se le a olvidado avisarte. Él m mandó mens que quedasse contigo. Tengo un par de presupuestos que le urge ver."
" Tú en el barrio?"
Revisé los mensajes un par de veces. Había errores producto de la rapidez. Pero alguna hache perdida me saltó a los ojos sin remedio.
Estoy en El molino, un bar cercano a la iglesia
contesté.
Dame 5 minutos. Estoy cerca .

¿Tanta prisa con esos papeles? Me arrepentí de inmediato pero sentí un pequeño movimiento de mi polla dentro del calzoncillo. Me excitó pero me hizo sentirme culpable y también vulnerable.
¿Follarias con él otra vez a pesar de ponerte en peligro? ¿No ves q está tramando algo? Es capaz de lo que sea por tenerte cogido de los huevos y asegurarse de que tú no abres la boca. Y ¿si te hace hablar de lo del garaje y te graba?
Llegó vestido con un chándal y su paquete se notaba más al caminar. Olía a mezcla de perfume caro y sudor; atrayente, barba de tres días y gafas de sol en la cabeza. Se enrolló con lo de los papeles que traía.
- Escucha, ¿de verdad a Fernando le urge tanto que mañana domingo yo le llevé todo esto? - le solté en buen tono-.Me miró con una sonrisa cómplice.
- Tienes mucho vicio pero eres un tipo listo. Lo suficientemente para saber que considerarás muy conveniente aceptar un trato que estoy pensando proponerte.
- Lo único que te digo es que, desde que nos presentó Fernando, lo único que tuve seguro es que me ibas a joder. De una manera u otra-.
- No te me pongas en plan dramático, tío. Déjame hablar, coño. Tu... más bien, nuestro secreto está bien seguro- aclaró.
- Pase lo que pase, me tienes en tus manos y yo acabé tragando, por lo menos déjeme, Señor Aranda, que le diga ...
- Que acabarás tragando... - se le escapó una risita-. Te lo admito, que pienses de mí lo que sea. Es normal, mamoncete. Pero te aseguro que acabarás dándome las gracias - hizo una ligera pausa-. Otra vez, una sola vez más. En mi farmacia. Como te imaginarás, hay condones de sobra, jejeje. Después de probar tu boquita, me pregunto cómo te lo montas por detrás. ¿Qué me dices?
Sonreí amargamente pero no pude evitar admitir conmigo mismo que ese tipo tenía la capaci...