Grupo de marroquíes me somete II

Llego el día, por fin. Me presenté a las 14:00 piqué a la puerta nervioso y abrió el mismo Mohammed y me saludó con un “hola, puta”. En el narcopiso que ocupaban vivan todos los chicos que ya conocía pero que os presentaré próximamente, estaban todos sentados mirando el televisor la mayoría sin camiseta, en calzoncillos o en ropa deportiva, toda la casa olía a semen, sudor y testosterona. Todos los chicos empezaron a insultarme algunos en castellano y otros en árabe, al final Mohammed me puso de rodillas y me puso su pene que se le marcaba en los pantalones en mi cara

- Ya has visto a los chicos, a partir de ahora nosotros somos tus amos y nos tienes que servir como nosotros queramos queda claro maricona? - me preguntó mientras me pegaba una hostia
- Si mi amo - todos empezaron a reír a carcajadas mientras me insultaban
- Bien puta - me abrió la boca y me escupió dentro y yo obedientemente me lo tragué imagino que ese era el saludo del amo al esclavo.
- Bien ahora te voy a presentar a tus nuevos dueños.

Me llevo hacia el sofá cogido del pelo mientras caminaba a cuatro patas me llevo hasta la entrepierna de un chico que me dijo que se llamaba Omar me hizo olerle la entrepierna y restregar mi cara en su paquete luego Omar me hizo abrir la boca y me escupió dentro y mientras me lo tragaba me pegó una hostia, supuse que ese iba a ser el ritual de iniciación que se iba a repetir con todos los chicos … y así fue, Omar, Hamza, Ahmed, Youssef, Rachid, Hassan, Tahar… en total ocho machos marroquíes.

Al fin con toda la cara roja y la boca con sabor a escupitajos Mohammed me dijo “quítate la ropa, puta” yo obedecí y me fui quitando la camiseta, zapatos pantalones etc cuando estuve desnudo vi como me miraban todos, con una mezcla entre satisfacción y desprecio. Mohammed sacó un aparato de castidad diminuto y me dijo que me lo pusiera.

- Ahora tu placer nos pertenece, nunca has sido un hombre de verdad, no mereces tener polla, maricón! - me pegó otra hostia mientras el resto reía y me insultaba.
- Le queda bien a la putita - dijo Ahmed.

Mohammed sacó un plug anal de tamaño medio que tenía una piedra rosa al final. “A cuatro patas, puta” yo me puse inmediatamente a cuatro patas noté el frío del lubricante en mi ano y como me iba introduciendo el plug anal en mi culo, aquello me puso muy cachondo pero la polla no se me podía poner dura, era una sensación muy rara. Al final el plug entró de golpe y Mohammed me dio un fuerte azote en el culo “así tienes que sentirte, penetrada las 24h del día, para que recuerdes lo que eres” dime que te gusta sentirte penentrada “me encanta sentirme penetrada mi amo” vi en sus ojos satisfacción y por primera vez orgullo por mi entregada sumisión en el rostro del resto del grupo había incluso sorpresa en sus rostros, algunos habían dejado de reírse y habían empezado a tocarse a...