Perrito en Colocón II

Te quedas jadeando en el suelo, con las piernas temblando y el sabor a leche aún en tu boca, mientras sientes cómo el semen de Marcus gotea de tu ojete usado. "Ahora limpia nuestras pollas, perrito. Y después vamos a repetir hasta que no puedas ni moverte."

Te arrastras patéticamente hasta las pollas sucias de ambos, aún temblando por el colocón y con el culo goteando. Marcus te agarra del pelo y te acerca a su polla manchada. "Límpiala bien, perrito. Quiero que saborees tu propio culo en mi polla." El sabor amargo y el olor te golpean mientras pasas la lengua por toda su longitud, sintiéndote completamente degradado.

Jamal se ríe viendo tu estado lamentable. "Mírate, cachorro. Completamente usado y todavía con ganas de más. Eres la perra perfecta." Te obliga a alternar entre las dos pollas, lamiéndolas hasta dejarlas relucientes mientras ellos se pasan otra bolsa de polvo entre los dos.

"¿Quieres más, perrito?" pregunta Marcus cortando tres rayas gruesas sobre tu espalda desnuda. "Si quieres seguir siendo nuestro juguete, vas a meterte estas rayas y después nos vas a suplicar que te follemos otra vez." El químico sobre tu piel te hace sentir aún más vulnerable y necesitado.

Jamal ya está empalmándose de nuevo, su polla negra creciendo mientras te ve en esa posición tan humillante. "Esta vez vamos a cambiarnos los agujeros. Yo quiero probar ese culo usado y Marcus va a destrozarte la garganta."

Te contorsionas como puedes para aspirar las rayas de tu propia espalda, sintiendo cómo el polvo se mezcla con el sudor y el semen que tienes por todo el cuerpo. El colocón te golpea aún más fuerte esta vez, haciendo que tu visión se vuelva borrosa y que cada terminación nerviosa de tu cuerpo grite de necesidad.

"Por favor," balbuceas con la voz ronca de tanto chupar polla, "úsenme otra vez. Soy su perrito adicto, necesito que me follen hasta que no pueda más." Las palabras salen de tu boca sin control, el químico te ha vuelto completamente dependiente de su dominación.

Jamal se coloca detrás de ti, su polla aún más dura que antes. "Ahora voy a destrozarte el culo que ya dejó abierto Marcus." Te penetra sin avisar, y aunque ya estés dilatado, su grosor diferente te hace gritar. Marcus aprovecha para meterte la polla en la boca, el sabor a tu propio culo aún impregnado en ella.

"Eres nuestro perrito drogadicto perfecto," jadea Jamal mientras te embiste sin piedad. "Completamente roto, usado, y todavía pidiendo más. Esto es lo que eres: un agujero para que los machos como nosotros se diviertan."

El apartamento se llena de los sonidos húmedos de tus agujeros siendo brutalmente usados mientras el colocón hace que cada segundo se sienta eterno.

Te encuentras completamente destruido entre estos dos sementales, tu mente perdida en una neblina de químicos y placer extremo. Marcu...