Cayendo ante mi mejor amigo III

Hola amigos, hice unas pequeñas correcciones espero que les gusten:3, la verdad trato de escuchar sus sugerencias bye :b
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El movimiento del coche, roce de mi piel desnuda en el asiento trasero e incluso el sabor insípido de las esfera en mi boca, me recordaba mi situación actual, pero lo más frustrante no era lo que sabía o lo que percibía si no lo que no sabía.

¿Dónde me está llevando? ¿De que entrenamiento habla? ¿Hay gente viéndome? ¿Que había en las malditas bolsas? Pero más importante ¿Porque estoy tan jodidamente caliente?

Sentí como nos detuvimos, no apagó el coche solo se detuvo, sentí su mano fría masturbando lentamente mi miembro, arriba y abajo, gemi débilmente, seguimos, subimos una pequeña pendiente y apagó el coche, bajo del coche, se metió a lado de mi y me quitó los audífonos.

A: Escúchame bien llorón - dijo mientras me apretaba las mejillas con una mano- te voy a desamarrar lo pies, si intentas algo raro acomularas otro castigo, entendido?

Asentí levemente.

Cuando término de desatarme, me dios instrucciones para poner mis piernas fuera del choche, metio sus manos entre mis axilas y mi pecho y me cargó levemente para ponerme de pie, algo en todo esto era extrañamente familiar, senti como ponía un collar para perro en mi cuello, seguí por un click, no sabía que era el click hasta que sentí como jalaba de el con fuerza.

A: sigue mi voz perrito

Sus apodos cada vez eran más humillantes pero obedecí, algo dentro de mi lo hacía como si fuera automático, recuerdo cuando subimos las escaleras, me guío hasta la sala, ahí entendí donde estábamos, empecé a quejarme, quería correr y ocultar mi desnudez, tenía miedo que doña Clara aún se encuentre en casa y me vea en esta situación, estaba en mi propia casa.
A:Ya cálmate- dijo Ale de manera relajada en mi oído.

Me sujetaba fuertemente con su brazo derecho, sintiendo su bicep en mi cuello, mientras con la otra mano me acariciaba desde la pierna, pasando mi vientre, hasta tomar mi pene donde empezó a jugar con el

A: estamos solos, no hay nadie que escuche tus quejidos pequeño ya no luches- esas palabras me excitaban pero me calmaron- ya que estás más calmado te quitaré la mordaza y el antifaz, te arrodillaras frente a mi y tendrás derecho a dos preguntas.

Sentí como desabrochó la mordaza y me quitó el antifaz, por fin podía ver de nuevo, tenía razón estaba en mi sala de mi casa, me volteó y veo a mi amigo con su camisa desabotonada, podía ver su pecho blanco y bien marcado con unos pectorales más grande que los míos

A: arrodillate ahora

Sin pensarlo lo hice quedé viendo directamente a su ombligo pero había algo más que llamo mi atención una fuerte erección se marcaba en su pantalones, era increíble ver el grosor y el tamaño, sabía que era ...