AHIJADO 1 (1/4)

Cuando Santiago falleció, perdí el mejor amigo que tendre jamás. Desde los 16, inseparables. Oculté a sus padres aquella borrachera y posterior lavado de estómago en las fiestas del pueblo, los porros en el parque del barrio... Era nuestra época en el instituto. También fuimos de putas por primera vez juntos, con 19 o 20 añitos; nuestra primera vez; la primera y última para mí (ya tenía claro que me gustaban los hombres). Me consta que para Santi hubo algunas más.
Éramos como hermanos. Yo inventaba alguna que otra novieta mientras él iba de coño en coño y, además, las dejaba desoladas cuando pasaba de ellas. Santi era un bellezón, ojos azules y ese bosque velludo tras la camisa desabotonada.
Noche de copas, poco antes de su boda. Fijó su mirada en mí.
-Sebas, me caso en nada, como quien dice, y hay algo que hay que dejar solucionado antes.
-¿Qué es? - yo pensaba en un último imprevisto con los preparativos o algo de la despedida.
-No, tío, qué va. Nada de eso - me aseguró después de haber sugerido de todo.
- Es entre tú y yo, Sebas. Es sobre nosotros lo que debemos dejar zanjado.
Noté que me subía un calor por pecho y cara.
- Tú dirás...- susurré sin poder mirarlo, fingiendo tranquilidad.
- Sebas, no tengo que decirte lo que eres para mí ni yo para ti - suspiró exhalando todo el aire.
- Santi, tú empiezas una nueva vida, ya está. Que nos veremos menos, pues lógico. A ver, pero eso...
- Sebas, déjate de tontunas. A ti te van los hombres. Desde hace siglos, tío, de toda la vida lo sé. Eres mi amigo, como un hermano... A mí no, lo sabes, te lo hubiera dicho, pero esa no es mi movida, ¡Joder! ¡Que ya es hora de dejarte de tanto rollo, de tantas chicas no llego a conocer porque... ¡ Uff! La que no vive lejos, es que aún no vais en serio o justo lo acabáis de dejar o...
-Santi, yo no....
- Sebas, que soy yo, Santi. Que me has sacado de unas cuantas, macho, que nadie sabe más de mí que tú, que si no me cuentas nunca nada, acabaré pensando que no confías en realidad en mí.