Sesión de lapos mutuos

Marcos y Dani llevaban tres años siendo compañeros de equipo, pero fue después de la última temporada cuando descubrieron que sus sesiones de relajación post-entrenamiento habían evolucionado hacia algo mucho más intenso.

"Joder, qué calor hace hoy", se quejaba Marcos mientras se quitaba la camiseta empapada en sudor. Su torso marcado brillaba bajo las luces del vestuario vacío. Dani, que estaba sentado en el banco de enfrente, no pudo evitar mirarlo.

"Tío, ¿te apetece que nos vayamos a mi casa? Tengo unas cervezas frías", propuso Dani, aunque ambos sabían que las cervezas eran solo la excusa.

Una hora después estaban en el sofá de Dani, sin camiseta, con las piernas entrelazadas mientras veían cualquier mierda en la tele. Marcos fue el primero en romper la tensión.

"Oye, ¿te acuerdas de lo que hicimos la semana pasada?"

Dani sonrió de lado. "¿Te refieres a cuando te escupí en la boca y te pusiste como una perra en celo?"

"Exacto, cabrón. Me puse a cien."

Sin más dilación, Marcos se acercó y plantó sus labios contra los de Dani. No fue un beso tierno, sino húmedo, sucio, con lengua. La saliva se mezclaba entre sus bocas mientras Dani gemía bajito.

"Ven aquí, cerdo", murmuró Dani separándose un momento. Agarró la cara de Marcos con una mano y le escupió directamente en la boca abierta. "Trágatelo todo."

Marcos obedeció, sintiendo cómo la saliva caliente de su colega se deslizaba por su garganta. Su polla ya estaba dura como una piedra dentro del pantalón de chándal.

"Joder, me pones cachondo, cabrón", gruñó Marcos antes de devolverle el favor. Esta vez fue él quien agarró la cara de Dani y le soltó un buen lapo de saliva que le cayó desde la frente hasta la barbilla.

"Qué guarro eres, me encanta", rió Dani mientras se lamía los labios. "Ven, vamos a ponernos bien cerdos."

Se pusieron en pie y Dani empujó a Marcos contra la pared. Le escupió en la cara repetidas veces, manchándole las mejillas, la nariz, la boca. Marcos tenía la cara brillante de saliva mientras Dani lo besaba con rabia, mezclando sus fluidos.

"Mírate, estás hecho un cochino", se burlaba Dani mientras le chupaba el cuello. "¿Te gusta estar así de sucio?"

"Me pone a mil, joder", jadeó Marcos. "Escúpeme más, cabrón."

Dani obedeció, llenándole la cara de saliva espesa antes de volver a besarlo. Sus lenguas se batían en duelo mientras sus manos bajaban hacia las pollas que ya se marcaban obscenamente en los pantalones.

"Tócate, guarro", ordenó Dani mientras se bajaba el pantalón. Su polla saltó libre, ya goteando. "Quiero verte correrte con la cara llena de mi saliva."

Marcos se bajó también el pantalón y empezó a masturbarse lentamente. Su polla de unos buenos veinte centímetros estaba completamente empapada de preseminal.
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