CLICK, CLICK, ZIIIIIP. XXIX.- LOS INICIOS DE "AMO AN" 👦

Sentir el pollón de mi suegro como me reventaba y sobre todo sentir el calor de su leche entrando profundo en mi es algo inenarrable.

¿Quién dijo que no me iba a desvirgar?

Estaba llegando donde antes nadie había llegado y de grosor, que era lo más doloroso si cabe, nunca había tenido alguien así de ese pedazo calibre. Claro que me estaba desvirgando, de largo y de ancho.

Pero lo que nunca podré olvidar es que a los pocos segundos su leche inundó y reblandeció la herida interna que el rabo de Santi me había hecho en su violación.

Porque mi suegro no la sacó, no. Él sabía muy bien cómo hacer para que, tras correrse, se fuese sintiendo inundado por todos los lados el poseído.

La sacaba un poco, despacio, y después la volvía a introducir moviéndola de lado a lado, luego otra vez la sacaba y la metía moviéndola de arriba abajo.

Era un experto en hacerte sentir absolutamente suyo.

Pero si encima tienes esa quemazón interna, como si te estuviesen haciendo un tatuaje en el centro de tu ser, no había palabras ni había muestras de sensación de dolor porque era todo ello un dolor insoportable que no te permitía emitir ningún sonido. Simplemente era quedarse hasta poder reaccionar un poco y empezar a emitir algún sonido de agradecimiento, porque era lo que al final resultaba después de esa experiencia.

Mi suegro la sacó varios minutos después, cuando sintió que yo ya estaba totalmente vencido.

Su polla podía haber estado dentro toda la noche si quería porque, aunque estaba ya flácida, su capullo tiene mayor grosor que el resto de su polla y quedaba hinchado dentro.

En todo momento Santi estaba sentado frente a mi acariciándome la cabeza y dándome besitos para tranquilizarme si podía mientras “AMO AN” me estaba haciendo suyo. Era como cuando una mujer va a dar a luz, que tiene a su hombre acariciándola mientras su cuerpo es dilatado.

Con cariño entre los dos HOMBRES que hoy habían triunfado me desataron de la mesa, en cuanto mi suegro salió de mí.

Mi suegro se volvió a encender el puro y ofreció otro a Santiago.

A: Hoy ha sido un día bello que jamás olvidaremos ninguno. Has sido muy valiente yernito, o ¿casi mejor llamarte nuerita no?, y se rio, pero no solo él, nos reímos todos porque acababa de hacerme su nuera.

En la casa había un tresillo viejo que lo trajimos cuando se renovaron los muebles de la casa principal y allí fuimos a descansar mientras charlábamos.

Yo me encontraba entre los dos, pero allí no estaba a gusto y se lo dije. Preocupados me preguntaron por qué y yo sin decir una palabra me incorporé, tumbé a mi suegro en el sillón hacia un lado, a Santi hacia el otro, con las pollas cerca una de otra, y yo con dos cojines me puse donde quería estar, en medio de los dos, pero en el suelo, adorándoles cada...