Recursos Subhumanos 4

-El Jefe me dijo que aceptó tu solicitud para entrar en el programa de recursos humanos- me dijo muy serio Libardo, sonreí triunfal- me pide que reconsideres, que es tu última oportunidad de arrepentirte- añadió

-No tengo nada que pensar- le dije a Libardo- necesito el dinero

-Firma aquí- me dijo dándome un montón de papeles que leí superficialmente: en pocas palabras al firmar el contrato entregaba mi libertad y me sometía a las órdenes de la empresa, también firmaba un contrato de confidencialidad y renunciaba a mi derecho de demandar a la empresa ante cualquier instancia… me estaba vendiendo.

Levanté la mirada para hacer un par de preguntas a Libardo pero su mirada penetrante y autoritaria me hizo bajar la mirada y firmar- en verdad necesito el empleo- le dije.

-Pasa por favor a la sala de juntas, el comité te está esperando.

Libardo me acompañó a la sala de juntas, había tres de los nuevos directivos en ella, Samuel era uno de ellos, Pablo no estaba presente.

Libardo me indicó un lugar donde debía permanecer de pie, al frente de la mesa ovalada donde estaban sentados los tres hombres entre muchas sillas vacías.

Luego colocó un folder sobre la mesa, mi expediente.

-Caballeros, el es Hugo- me anunció sujetándome el hombro luego se giró a decirme- por contrato estás obligado a responder todas las preguntas y a obedecer todas las órdenes que te hagan en la entrevista- no dijo más, salió de la oficina cerrando la puerta.

-Ya se ve grande- dijo un hombre de raza negra muy bien vestido, recargado en su silla movible

-Pero está bien cuidado- dijo Sam- además entre más grandes pudieran tener más experiencia

-Es divorciado con hijos- dijo el tercero, un hombre asiático muy delgado con rostro muy fino estudiando el expediente que les entregó Libardo

-¿Y va a cumplir con lo que se requiere?- preguntó el hombre negro- no es el perfil que estamos buscando

-Por favor pónganme a prueba- me atreví a decir- hago lo que me pidan

-Tu expediente tiene bastantes faltas administrativas- dijo el asiático

-Eso aquí no importa- dijo Sam. La forma como Samuel me defendía empezó a generar un vínculo de respeto y lealtad hacia él

-Bueno pues desvístete- me ordenó el negro. Pensé que era una broma, hasta ese momento no sabía de qué se trataba el proyecto especial de recursos humanos.

Los tres hombres permanecieron en silencio esperando, pasó un minuto muy incómodo, finalmente me quité la corbata, y temblando de nervios me quité el saco, luego mirándolos sorprendido y extrañado me quité la camisa, el pantalón, los calcetines… me quedé en boxers

-Desnúdate- repitió el negro, me bajé el boxer y quedé de pie cubriendo los genitales con las manos

-Pon las manos en la cabeza- me ordenó...