El hombre que había diseñado y dirigido el confinamiento de los siete no era un desconocido para ellos, aunque muchos no lo sabían al principio. Su nombre era Victor Salazar, y su historia, aunque llena de sombras, era también un reflejo de un hombre que había sido marcado por el sufrimiento y la ambición desmesurada.

Victor había sido un líder, un hombre que había alcanzado el poder en un tiempo de caos. Como muchos líderes antes que él, había prometido protección, control y orden. Pero, al igual que muchos hombres que sienten el peso de su propio ego, se convirtió en alguien que creía que las reglas del mundo solo aplicaban para los demás, no para él. Durante años, había sido parte de un gobierno que proclamaba servir al pueblo, pero en realidad solo servía a sus propios intereses, manipulando las situaciones a su favor. Sin embargo, su verdadero desliz fue el amor por el control absoluto, el miedo a la inestabilidad que podría desmoronar todo lo que había construido. Y, por sobre todo, su obsesión por demostrar que él era el único capaz de mantener un orden que, en sus ojos, el mundo nunca entendería.

El Plan de Victor: La Creación de un "Nuevo Orden"

Victor no veía a los siete hombres como personas reales, sino como piezas dentro de su gran plan. En su mente, cada uno de ellos representaba algo que la sociedad había fallado en entender. Eran la representación de las "imperfecciones" del sistema, las sombras de un mundo que él creía que debía ser controlado a toda costa.

Era un hombre que, al igual que muchos líderes autoritarios, veía el caos como algo que solo podía ser corregido mediante el control. Había estudiado sus vidas, aunque a un nivel superficial. Sabía que sus pasados estaban llenos de inseguridades, heridas, y traumas. Para él, esas debilidades eran la prueba de la falencia del sistema que lo había precedido: un sistema que no había logrado curar esas heridas. Y su objetivo era "sanarlos" a su manera, aunque sus métodos eran crueles y deshumanizantes.

La razón por la que los había encerrado en ese refugio era, en su mente, una cuestión de "corrección social". Los siete hombres representaban lo que él consideraba la caída moral de la sociedad moderna. Alexis, con su disciplina rígida pero emocionalmente distante; Santiago, con su rabia y su rencor hacia un mundo que lo había rechazado; Diego, con su vulnerabilidad por su físico y su autoestima rota; Gabriel, con su agresividad y su necesidad constante de afirmarse; Esteban, con su dolor por la pérdida y su falta de propósito; Iván, con su rebeldía que no se sometía a ningún control; y Samuel, con su idealismo inalcanzable. Todos ellos, en su mente, necesitaban ser corregidos, transformados en lo que él consideraba individuos "funcionales".

Victor creía que el refugio no era una prisión, sino una "cura". Había decidido que el mejor modo de corregir su...