(Estos relatos están basados en parte en fantasías propias del autor, PERO EN UNA GRANDÍSIMA PARTE SE CORRESPONDEN A HECHOS TOTALMENTE REALES VIVIDOS POR ÉL, que parecen sacados de su imaginación pero que de verdad ocurrieron. Viva la vida que te sorprende y enriquece con este tipo de cosas. Lo que es realidad y lo que es fantasía lo dejo a elección del lector. Podéis preguntarme cosas puntuales, que no voy a mentir, pero sí, no sé si lo voy a contestar. Depende de la pregunta. Espero que os guste.)



“Venga, ya pasó el castigo, ahora mientras nos la chupas te voy a explicar como y donde tienes que tocar en cada momento –dijo Don Antonio- A cada hombre nos gusta una cosa más que otra. Al hablar de hombres me refiero a hombres de verdad o a los Activos ya sean homosexuales o bisexuales. Pero sobre todo me refiero a hombres a partir de los 40 años y que hemos follado y nos la han chupado cientos de mujeres o mariquitas, COMO TÚ.”

(Ya estaba sacando su lado cabroncete Don Antonio, que me llamaba mariquita situándome ya en una posición por debajo y según él. Don Juan era otra cosa, me trataba como un hombre al que le iba a enseñar a servir sexualmente a hombres pero al fin y al cabo no me humillaba.)

“Ven, ponte de rodillas entre mis piernas y luego vas cambiando a las piernas de Juan” -dijo Don Antonio-

Se bajaron los pantalones y calzoncillos y estaban ambos sentados en la cama con toda su herramienta amenazante ante mí.

“Empieza conmigo, vamos a ver como lo haces” -volvió a decir Don Antonio-

La escena era ridícula, pero para mí era perfecta, inimaginable. Ellos vestidos sentados en la cama con su sexo y sus piernas gorditas y fuertes al aire. Yo completamente desnudo a sus pies. Eso me hizo sentirme como pretendían, además es que eso lo pretendían los dos. Recordemos que Don Antonio era más cabronazo, pero no olvidemos que, si estaba totalmente desnudo y ellos vestidos, había sido por mérito de Don Juan que me quería, como él decía, “desnudo e indefenso”.

En ese momento me pregunta Don Antonio que qué fue lo que vi que me hizo darme cuenta de que amaba los hombres gordos y fuertes y le contesté, sin dar más pistas, que fue cuando vi la imagen de un compañero desnudo completamente, desarrollado su cuerpo, gordito y fuerte, que fue lo que me volvió loco y no me lo imaginaba. Fue nada más y nada menos que esa simple visión.

“Ahá. Venga, dale ya a ver como lo haces” -dijo Don Antonio-

Agarré la trompa (que es lo que parecía) de Don Antonio que estaba a medio crecer y me la metí todo lo que daba en mi boca y empecé un mete saca, esperando que le gustase.

¡ Alto ahí ! -dice Don Antonio-

¿A quién se la estas chupando?

Respondí en seguida como un buen alumno “A usted”

¿A quién le tiene que gustar?,

A u...