Después de la pandemia comprobé que seguia siendo la misma zorra de siempre y cada vez mis deseos se centraban en como seria servir a un Amo. Así, un día hablando con un tío en una aplicación, le conté mis deseos y él me dijo que le encantaria ser mi Amo. Ufff, eso me encantó, lo iba a probar por primera vez que era estar a los pies de un Amo.

Quede con él una tarde. Me esperaba en su portal. Era de estatura media, regordete, con barba pelirroja, de unos 45 años.

Al verme me sonrió, se presento y me dijo que ibamos a su trastero. Estaba casado y su mujer en su casa. Al llegar al trastero comenzamos a besarnos, él me quitó la ropa y me hizo ponerme de rodillas para comerle la polla. Era una polla mediana y peluda. Pero no me dejo saborearla mucho, me levantó del suelo, me puso un capuchón el la cabeza donde solo habia agujeros para los ojos y para sacar mi lengua y puse unas pinzas de metal en mis tetillas. Que dolor sentí cuando me las puso. A continuación me pasó una cuerda por mi cuerpo de tal forma que mis brazos y mis manos estaban atadas a un gancho que colgaba del techo. La cuerda envolvia mi polla haciendo que estuviera muy despierta. A continuación tiró de la cuerda y me elevó. Me quedé colgado y sin poder moverme. Estaba totalmente inmovilizado. Él podia hacer lo que le diera la gsna conmigo. No lo conocia de nada y me había entregado a él.

Una vez inmovilizado y colgado, cogio una tabla de madera y empezó a azotarme mis nalgas. Al principio despacio pero fue intensificandolo. Era la primera vez que me pegaban. Y curiosamente, a cada azote la excitación aumentaba, lo que mitigaba el dolor. Estuvo azotando hasta que mi culo quedó rojo.

Después me dejo un rato colgado, me dijo que le encantaba verme así. Yo tengo que confesar que estaba muy caliente, deseaba que me desatara y me follara. Pero callé, eso solo lo decide el Amo. Al final me soltó y me me llevó a un sofá, me puso a cuatro patas, metió su polla en mi culo y me folló hasta que su leche entró en todo mi culo.

Al acabar, me arrancó las pinzas. Di un grito de dolor y me dijo:

-Eso es lo que tienes que sentir, dolor, puta

Nos vestimos y nos fuimos.

Hice muchas más sesiones con él, todas muy parecidas hasta que apareció otro esclavo por el medio. El Amo queria compartir a dos esclavos. Yo acepté pero los horarios del otro esclavo eran incompatibles con los mios y no pude, acabando la historia con este Amo, pero eso es otra historia