Para entender este relato habría que retroceder en el tiempo hasta aquel momento en el que durante 1 año, 8 meses y dos días fui su esclavo. Fue un tiempo en el que gracias a mi AMO descubrí hasta dónde podía llegar mi entrega. Era un auténtico perro dispuesto a ser usado y humillado solo por el mero placer de satisfacer los morbos de mi Señor y que esos morbos acabaran sumándose a la lista de los míos.
Un tiempo en el que cada uno ocupaba su sitio y en el que nada traspasaba las barreras de lo emocional.

Unos dos años después de dejar de ser su esclavo, nos reencontramos y volví a ser suyo si es que alguna vez dejé de serlo. Esta vez nuestra relación DOM/sum decidí vivirla de una forma más racional, intentando no agobiarme si mi AMO no podía dedicarme el tiempo que yo quería, cosa que en aquel primer periodo no había sabido gestionar.

Hace cosa de dos meses coincidimos de fiesta, mi AMO, por primera vez me dijo que quería tomarse una copa y tener una charla conmigo.

Aquella noche mi AMO me confesó que no estaba pasando por un buen momento y se abrió conmigo de una forma que nunca lo había hecho antes hablándome de temas personales, de sentimientos y de aquello que le preocupaba.

Que era humano lo sabía, pero verle tan vulnerable me conmovió.

Ser sumiso y soportar humillaciones y castigos de alguien a quien adoras tiene su riesgo, si no sabes gestionarlo, tu autoestima puede caer en picado y aquella conversación cargada de confesiones sirvió para que me diese cuenta que además de su perro, también podía ser alguien con quien ÉL podía hablar y en quien apoyarse. Fue un chute de energía para alguien que tampoco estaba en su mejor momento.

Ante todo lo que sabía ahora de ÉL y del momento que estaba pasando , decidí quitarme de en medio y dejarle tranquilo siendo ÉL quien manejase los tiempos, era la única forma en la que le podía ayudar aunque para ello tuviese que renunciar a esa autoridad que necesito y tanto me pone.

Esta mañana me desperté más caliente de lo habitual, tenía entrada para la fiesta que había esa noche en el Apolo y me moría por sacar al perro que llevo dentro.

Envié un mensaje a mi AMO explicándole mis intenciones, mensaje que luego borré porque pensé que no le ayudaría molestándole con mis calentones.

Aunque ÉL en principio no iba a ir al Apolo, acabó yendo y me lo hizo saber con un mensaje.

Yo estaba con un par de amigos a los que hacía solo unos días les había explicado mi condición de sumiso y de la existencia de una persona a la que trataba como mi AMO y al que para ÉL yo era su esclavo.

Llevaba mi polla encerrada en una jaula de castidad y en el bolsillo un antifaz ciego para algo que llevaba días pensando por si la noche no salía como yo esperaba y que por un tiempo calmaría mi calentón.

Vi a mi AMO entre la gent...