Hace ya muchos años, cuando era un joven universitario, me ocurrió que en un examen obtuve un 4,9. Me chocó bastante y pedí hora en el departamento para reclamar.
Cuando llegue a la tutoría el profesor me indicó que pasara y cerrase la puerta. Era ya tarde y casi no había nadie en los pasillos de la segunda planta donde estábamos. El profesor lo sabía.
Me dijo que si quería un cinco tendría que demostrar que lo merecía. Le dije que haría lo que me dijera.
-Desnúdate me dijo. No me lo esperaba para nada, pero su tono fue tan dominante que no tuve mas remedio que obedecer y quedé totalmente desnudo ante él.
Se acerco a mi y empezó por atarme las manos a la espalda y luego los codos. Luego rodeó mis brazos a la altura del pecho, por arriba y por debajo de los pezones, totalmente indefenso.
A continuación me hizo arrodillarme, se bajo los pantalones y el slip me hizo mamársela despacio.
Me puso un cinco, y me ordenó volver a la semana siguiente, a lo que dije que si me iba a tratar así volvería con gusto.
No solo así, sino que vas a estar mucho mas atado e indefenso y jugare contigo a mi antojo, me dijo.