Vacaciones en Isla Paraiso Cap.11

Habíamos tenido unos días más húmedos, lluvias esporádicas que no hacían más que intensificar el calor en la isla. La humedad se incrementaba y una sensación de ahogamiento nos invadía. Por fortuna, ese día que coincidentemente era el día de descanso, amaneció despejado, y el pronóstico decía que todo el día seguiría así.

Estaba sentado bajo la sombra de la palapa junto a mis compañeros, disfrutando de buena fruta y plática amena. Se notaba en nuestro rostro el cansancio y la falta de sueño, nos habían impuesto atender a dos sabuesos cada uno.

Estábamos disfrutando de un merecido descanso, la cálida arena, la suave brisa, el relajante mar, todo junto nos ofrecía un paraíso que en otras circunstancias nos habríamos sentido dichosos.

Mis compañeros charlaban mientras yo tenía mi vista fija en otro lado, mis oídos no registraban en mi mente lo que conversaban.

“Gera… ¡Gera!” exclamó Arlo.

“¡NO!¡Si!¡¿Que?!” Reaccioné sin saber a que contestaba. Habían estado divagando proponiendo dilemas sobre qué haríamos si estuviéramos en tal o cual situación. La última que recuerdo de ese día fue que Manu preguntó si aceptabamos regresar al gallinero en caso de que se nos diera la opción.

“Déjalo” dijo Dany, “Está admirando el paisaje…” lanzó una risita que insinuaba algo más. Volví a mirar en la dirección en que había estado observando, Javi - mi ex mejor amigo convertido en traidor, convertido en sabueso, convertido en mi amo a medio tiempo - estaba caminando con sus pies descalzos en la arena, vistiendo una bermuda de surfista mientras iba quitando los botones de su camisa. Enseguida descubrió su esbelto torso, lampiño y tonificado.

“¡Vaya! La presa acechando al sabueso…” Manu se unió a las insinuaciones.

“Callense…” dije. No había estado viendo a Javi, mis ojos solamente veían fijamente en esa dirección…

“Hey…” sentí la mano de Arlo tocar amablemente mi antebrazo, “No tiene nada de malo… es entendible, te ha tratado bien. No es como los demás…”

Es peor… pensé en mí. Había sido mi mejor amigo por años y me traicionó de la peor manera. ¿Para que? Para que lo dejaran ser peón en ese lugar.

“Todos son iguales…” le aclaré. Que no quisiera ejercer la fuerza sobre mi no lo hacía mejor a los demás, era complice, sabía lo que pasaba en la isla y no hacía nada. Peor aun, prometió ayudarme a escapar y no había hecho nada al respecto.

“¿Cuanto llevas sirviendole?” preguntó Manu.

“Dos semanas. Una más que ustedes a los otros” dije. Todos miramos en dirección al sabueso, a quien se le unieron los demás para comenzar una partida de fútbol amistoso entre ellos. Una vez que Javi llegó a la isla y me asignaron a servirle tanto a Román como a él. Más sabuesos llegaron a la aldea, asignando u...