- Ha pasado un año desde que nos conocimos y quiero hacer un balance de nuestro primer año.

David a cuatro patas a los pies de Gerard con la cabeza agachada no decía nada.

- Levántate.

David se levantó poco a poco, como siempre que iba por casa estaba desnudo, no levantó la mirada. Gerard se desvistió y agarró a David por el cuello y lo llevó hacia el espejo del recibidor.

- Mirate.

David elevó la vista y vio a su Amo a su lado totalmente desnudo. No se fijó en sí mismo, solo veía a su Amo y una punzada de dolor que sentía en todo su cuerpo al reconocer que aún no había conseguido en todo un año que su Amo se corriera con sus mamadas.

En cambio Gerard estaba orgulloso, veía el cambio que había realizado en David. Ahora juntos se empezaban a ver parecidos, ambos jóvenes, ambos con un cuerpo cuidado, ambos ofreciendo lo mejor de sí.

Gerard tomó su móvil y le enseñó la foto que había hecho el día que se conocieron. Gerard miraba la foto y miraba su reflejo, había un cambio más que notable. Comparaba su cuerpo y ahora no sentía vergüenza de lo que veía. Estaba recuperado el ánimo y se veía casi de igual a igual con Gerard, aunque para él siempre estaría por debajo de su Amo. Este aún le superaba en el alucinante rabo que tenía y que él no llegaría a tener nunca, hasta la calvicie destacaba menos con ese cuerpo, aunque también es verdad que en un año no se había cortado el pelo y la melena se lo disimulaba.

- Mañana te llevaré a un peluquero que te hará un peinado a la moda e iremos de tiendas para comprarte ropa. Tienes que estar lo más atractivo posible para la cena.
- ¿Que cena Amo?

Durante esa semana Gerard llevo a David a su peluquero donde le afeitó y le hizo un peinado muy a la moda que disimulaba notablemente la calvicie que tenía. Después lo llevó a un centro comercial de lujo donde le compró todo tipo de ropa y complementos, desde los calzoncillos hasta los zapatos. Cuando se miró casi no se reconocía, era la versión de David 2.0. Casi se pone a llorar mientras se observaba, amaba a Gerard aunque sabía que no era correspondido, quería abrazarle y decirle gracias, gracias por dejarle entrar en su vida, gracias por tomar sus decisiones, gracias por ser su AMO.

Gerard había hecho una reserva en uno de los mas selectos restaurantes de Barcelona, juntos llamaban la atención de todo el mundo. Jovenes, elegantes, guapos, ambos derrochaban carisma. Les dieron una de las mejores mesas del restaurante.

- Hoy seré un poco mas relajado con las normas, puedes hablar sin que yo te de permiso. De esa manera podremos mantener una buena conversación.
- Gracias Amo. ¿Puedo preguntarle el porque de esta invitación?
- Estamos de celebración.
- ¿Que celebramos Señor?
- Que hemos acabado un ciclo. Verás, cuando nos conocimos te vi como un reto, ...