Capítulo II

Tan pronto como el muchacho se fue, mi amo se acercó a mi y me hizo una caricia detrás de la oreja.

-Bueno, me gustaría empezar mañana con la web, necesito hacerte algunas fotos para promocionarte…

-Sí amo…- Me cruzó la cara de un guantazo y me gritó.

-¿Cuándo vas a entender que no puedes hablar salvo que te pregunte algo? ¿O pensabas que te había pedido permiso?

-No… amo, lo siento…, no volverá a ocurrir…

-Eso espero, no me gustaría tener que empezar a imponerte castigos el primer día…, métete en la ducha.

Me dirigí hacia la ducha mientras él iba al cuarto a por una de sus cajas, vino con unas esposas, y dos dildos, uno de ellos de unos 25 centímetros y el otro con el diámetro de una botella de 2 lítros, además traía una bolsa de basura de tamaño grande, una mordaza con un acople de funda de fleshjack y unas cuantas cuerdas.

Me esposó las manos detrás de la nuca y me puso la mordaza con la funda de fleshjack, mi boca se había convertido en un coño en cuestión de segundos, rápidamente me metió en la bolsa mientras permanecía en cuclillas.

-No te preocupes, no te vas a asfixiar, intenta respirar tranquilo mientras termino de prepararte.

Eso hice, intenté respirar lento y profundo mientras el aire dentro de la bolsa comenzaba a calentarse rápidamente, sentía como me ataba una cuerda bien tirante rodeando las axilas, cuando estuvo seguro que la bolsa ya no se iba a mover por ahí hizo un agujero palpando la funda con sumo cuidado de que no quedara más hueco que el del coño de plástico, acto seguido hizo un par de perforaciones por la parte de atrás.

-No digo que vaya a ser cómodo, ni lo pretendo, pero tampoco quiero que te me desmayes.

Cortó la bolsa por debajo de mi pecho asegurándose que se me vieran las abdominales, no veía nada, pero incluso a través de la bolsa podía oler la lefa seca en su polla recién ordeñada, no pude evitar tener una erección mientras seguía haciendo filigranas con las cuerdas, ahora atando mis gemelos a mis muslos, de manera que quedara inmóvil.

Escuchaba el inconfundible sonido de un dildo lubricándose, ese dildo no era gran problema para mi, pues estaba acostumbrado al fisting, llegué a pensar que mi amo se había cansado de mi ojete por lo abierto que estaba, aunque había entrenado lo suficiente para poder contraer mi ano al máximo y darle el máximo placer en su ausencia, siempre confiando en que volvería a mi.

-A ver, te lo voy a meter dejando unos centímetros fuera, cuando yo te diga tendrás que hacer equilibrios para follarte tú solito, ¿entendido?

-HHEE- Es lo que pude articular teniendo en cuenta mi situación.
Sentí que me agarraban de las muñecas y me dio una patada en los huevos…

-Hee ao…

-Eso está mejor…

Me introdujo sin...