Este relato no es mío lo publico para qué sepáis el amo que deseo encontrar


-Tu y yo debemos hablar, muchacho… -la voz es suave, untosa. Peligrosa.- Y me escucharás mientras te la clavo por el culo… -informa obligándole a caer en cuatro patas, posicionándose tras él sin pérdida de tiempo, en medio de risas.

Joe quería negarse pero estaba tan confundido, abusado y excitado (aunque su mente se rebela contra la idea), que no pudo presentar más que una oposición simbólica. En cuatro patas fue abierto de piernas y culo, y la gruesa verga de Richard ocupó el espacio algo irritado que había sido estimulado con el consolador. La gruesa, caliente y palpitante barra entra y sale sin ceremonias, como si el hombre estuviera increíblemente caliente, tal vez por verle mamar todas esas vergas babeantes, tragándose todo ese semen, o comiéndolo del pan. Había algo tan sucio en ver a un sujeto mamando a otros, que nadie podría culparle. Como fuera, las fuertes manos de Richard atrapan sus caderas mientras le encula con ritmo, metiéndosela hondo, abriéndole el agujero y llenándoselo de güevo, golpeándole hábilmente sobre la próstata. Y aunque quiere resistir, Joe siente ese calor intenso que se desata en sus entrañas, como cada golpe le ponía más sensible y necesitado. No pasa mucho tiempo antes de que sus nalgas vayan contra esa pelvis, su culo buscando ansiosamente la gorda verga que lo satisface, mientras jadea de manera muy poco viril, mordiéndose los labios, jadeando. A la distancia le parece escuchar las risas de esos hombres, abre los ojos que no sabe cuándo los cerró y casi jadea de miedo, estaban filmándole…

-Eso es, perra, así, que todos vean cuanto te gustan las vergas en tu culo hambriento. –dice alegremente excitado el camarógrafo.

-Te gusta, ¿verdad? Te gusta mucho. –le grita Richard, atrapándole el cabello en un puño y alzándole el enrojecido y transpirado rostro bañado de semen, dejándole la verga bien clavada y simplemente empujando así, meciéndole todo, frotando una y otra vez la punta de su tranca de la próstata, enloqueciéndole.

-¡Ahhh! Si. Si… -se le escapa entre dientes, aún contra su voluntad, y casi siente ganas de llorar cuando todos aplauden y ríen de su derrota como hombre.

Cuando Richard le suelta el cabello, gimotea y solloza ocultando el rostro entre sus brazos, bajando la parte delantera del cuerpo, sólo sus nalgas quedan alzadas, sólo su culo sigue apretando y chupando esa enorme verga amoratada de ganas que lo abre, metiéndosele y saliendo con gusto. Y también hay buenos acercamientos de ello. El tolete del muchacho se bambolea, soltando hilillos de líquidos pre-eyaculares, mientras más arriba se le mete por el orificio la cilíndrica barra de carne del macho.

-Oh, mierda, ¡tu culo es una locura, Joe Adams! -grita Richard, deseando que el nombre salga en el video, temblando y estremeci...