III - Un contrato especial para una mascota especial

-Lo haré, haré todo lo que me pidas, seré tu mascota, quierooo ser tu mascota. Quiero ser tratado como a un perrito, por favor.-Enrique se puso de rodillas delante de su novio.

-Está bien, eso me halaga cariño. Vas a ser la perfecta mascota y te aseguro que aprenderás a comportarte de verdad como hacen los perritos.

Felix llamó por el móvil a alguien:

-¿Hugo?, estás ahí! bien, está todo preparado, trae las cosas, nos vamos!

-¿Quién es Hugo? -le preguntó extrañado Enrique.

-Tranquilo cariño, es el de relaciones públicas de la isla, va a venir para preparar tu viaje.

-¿Mi viaje? ¿no voy contigo?

-Como ya te dije, esa isla es otra política, si de verdad vas a ser mi mascota, deberás entrar por la aduana especial de mascotas, y antes habrá que...prepararte..y otra cosa, cuando venga Hugo, será el momento de tu elección, es con él como testigo que deberás dar tu consentimiento para todo.

Enrique estaba nervioso y asintió con la cabeza como pudo, ya no le salían las palabras.

A las pocas horas llegó Hugo, un señor de mediana edad algo calvo y con el semblante serio.

-Buenos días joven Felix, ya está todo preparado, ahora es su turno y el de su novio.

-Cariño, ha llegado la hora, si de verdad quieres ser mi perrito, desnúdate aquí mismo delante de Hugo, bésame a mí los zapatos y dime que quieres ser mi mascota, dame tu ropa y dime que vas a ser un perrito bueno.

-¿Pero? ¿delante de este desconocido? qué vergüenza...

-Es lo que hay!, si no te interesa, podemos olvidar todo y zanjar el asunto, tu vida y la mía volverán al lugar de siempre.

Enrique no podía creer lo que estaba a punto de hacer, iba a desnudarse delante de su novio y delante de un desconocido al mismo tiempo, aquello era humillante, y para colmo besarle los zapatos a su novio, mostrando su culo a aquel calvorota que casi le doblaba la edad. Muy humillante, pero no tenía elección si quería volver a sentirse liberado. Era contradictorio y excitante al mismo tiempo que humillante, todo un juego de sensaciones a cual más extraña y lujuriosa.

-Está bien, lo haré.



Poco a poco comenzó a quitarse ropa bajo la atenta mirada de Hugo que seguía todos sus movimientos con mucha sangre fría. Se ruborizó sobremanera al verse desnudo al completo delante de aquel extraño, pero poco a poco se dejó llevar e inclinándose comenzó a besar los zapatos de su novio, su amo.

- Quiero ser tu mascota, voy a ser un perrito bueno.-dijo alto y claro, totalmente entregado.



Después de eso Felix le colocó el collar, lo ajustó y le engarzó una cadena, le ordenó cerrar las manos para ponerle los guantes. Le dijo que de ahora en adelante se llamaría ya para siempre Zonzi , y que a...