Tenía 18 años cuando me fui a vivir solo a un piso de Madrid para estudiar cerca de la universidad. Esto sucedió cuando tenía 20 años. Era un sábado por la mañana, había acabado los exámenes y estaba recogiendo para volver a casa de mis padres el fin de semana siguiente.

Fui a darme una ducha. Dejé la puerta abierta ya que hacía ese calor característico de principios de verano. Me quité toda la ropa y me enjaboné bien. Creí haber oído la puerta abriéndose pero con el agua cayendo no lo escuché bien así que lo ignoré.
Salí de la ducha, me sequé y empecé a vestirme. Raro en mí ya que en verano siempre voy desnudo por casa, pero tenía pensado salir a comprar algo para comer. Me puse los calzoncillos y los vaqueros. No me dio tiempo a ponerme los calcetines ni la camiseta cuando alguien por detrás me agarró el antebrazo derecho contra la espalda con una mano y con la otra me tapó la boca.

-Mmmph- intenté chillar.

Intenté quitarle la mano que me tapaba la boca con el brazo que tenía libre pero él era muy fuerte. Me arrastró hasta mi habitación, donde vi una mochila en mi cama que no era mía. Le vi en el espejo del armario, el cual estaba enfrente de la cama. Era un hombre musculoso vestido de negro completamente y con un pasamontañas.

Me soltó el brazo y yo traté de quitarle la mano que me tapaba la boca. Se metió la mano en el bolsillo y sacó una pistola con la que apuntó a la cabeza.

-Estate quieto- ordenó. Dejé de intentar quitarle la mano y de gemir-. Pon las manos en la espalda- lo hice-, te voy a quitar la mano de la boca y vas a estar muy quieto y callado.

Lo hice. Dejó de apuntarme con la pistola y se dio la vuelta para abrir la mochila. Me dieron ganas de gritar pero la pistola me intimidaba aunque la hubiese dejado encima de la cama. Yo estaba de espaldas a él pero le veía a través del espejo. Sacó un rollo de cinta americana de color gris y me ató las muñecas.
Juntó mis brazos a mi espalda desnuda rodeándome con la cinta. Hizo tres recorridos, uno por debajo de mi ombligo, justo a la altura de mis muñecas; otro por debajo de mis pezones y otra por encima. Me dejó completamente inmóvil de cintura para arriba.

Se puso delante de mí y cortó con los dientes un trozo más pequeño de cinta. Me la pegó en la boca amordazándome. Intenté mover los labios para despegarla pero no sé qué cinta
era esa que estaba bien fija.

Me empujó contra la cama y me senté. Se puso de rodillas e iba a atarme las piernas hasta que vio algo en mi pantalón que le sobresaltó.

- ¿Se te ha puesto dura?

- Mmphmo- intenté negar, pero era muy obvio.

-Es la primera que me pasa esto- dijo añadiendo una risa-. Bueno, ya que estamos, vamos a divertirnos un rato.
Se levantó, me agarró del pelo y me pegó la cara a su paquete. Fui notando como su rabo crecía poco a poco....