Siempre me ha gustado la luvia dorada. Considero que es un acto de sumisión brutal, y que demuestra a tu Amo lo suyo que eres, que le pertences y que harás cualquier cosa que te pida.

También me ha gustado ir siempre un poco más allá, y buscar situaciones de lo más humillantes, y que de paso, demuestren al Amo tu compromiso.

Esto que voy a relatar es una ficción, pero si algún Amo quisiera realizarlo, que se ponga en contacto conmigo.

Allí estaba yo, de rodillas y desnudo en mitad de un salón, yo diría que bastante viejo; podría ser el de mi abuela, y es que en esa casa se habían cambiado pocas cosas en los últimos 20 años.

Había dos Amos, a los que llamará A y B.

Conforme habíamos pactado, la sesión giraría en torno a la lluvia (dorada y blanca), pero habría otras cosas como spank, bofetadas y por supuesto mucho sexo.

El Amo A me dijo que abriera la boca, y que cogiera un bol de perro que había en el suelo frente a mí, y me lo pusiera debajo de la barbilla para recoger todo el pis que no pudiera tragar. El reto es que, al final de la sesión, no se debería desperdiciar ni una gota del pis de mis Amos.

A empezó a mearme en la boca. La primera andanada me golpeó en la barbilla y cayó directamente al bol, pero en sucesivas tandas, fue llenándome la boca y obligándome a tragar. Las arcadas que me producían algunas de las veces que tragaba, me hacían vomitar sobre el bol, el cual iba también llenándose.

Cuando A terminó, empezaba el turno de B. Éste parecía que tenía más prisa y empezó a disparar a mi boca abierta. Su pis era más amarillo, y más salado. Me daba un poco más de asco pero lo tragué bien, mejor que el de A.

Al terminar B, inmediatamente me di la vuelta y apoyé mi cara en el suelo, lamiendo el pis que había caído sobre éste. A su vez, levanté el culo exponiendo mi ojete.

La siguiente parte del reto era que, como se había dicho al principio, no se debía desperdiciar ni una gota de pis. Así que, A, me dilató el ojete con un espéculo y me puso un embudo en el culo, para verter el contenido del bol; es decir, el pis que no había sido capaz de tragar junto con algo de bilis de las veces que había vomitado del asco.

Todo eso fue introducido en mi culo, junto a algún lapo que soltaron mientras lo hacían. No llegó a caber todo, así que B me dijo que lo guardaban para la siguiente tanda.

Una vez estaba mi culo lleno, A retiró el embudo y empezó a zarandearme. Es para que se mezcle bien, rió.

Una vez me hubo movido el culo, yo seguía con mi cara apoyada en el suelo, cogió un tubo de goma y me lo metió un extremo por el ojete. Cogió el otro extremo y me lo dió para que bebiera el contenido de mi culo.

Creo que es la cosa que más asco me ha dado en la vida, pero la sumisión pudo más y lo hice, no sin tener un par de arcadas y de r...