Toda esta historia es real, estoy a las ordenes y está supervisada por el amo que me hizo esto. Si a alguien le interesan estas situaciones hacérmelo saber.

NOTA: Esta es la continuación de Humillado por 1ª vez (REAL) | Parte 1


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Tras desnudarme en el recibidor, me hizo ir a 4 patas hacia el sofá donde él ya estaba sentado. Yo estaba acojonado, con la cabeza agachada y con miedo, incapaz de mirarle a los ojos a ese tío que aun estaba vestido y tenía delante de mí. No sabía dónde me había metido pensaba interiormente.

Carlos empezó a inspeccionarme como si fuera un perro y él fuera el juez, empezó por abrirme la boca y me metió su dedo pulgar, me inspeccionó mi culo y fue directo a ver mi rabo, bueno mejor dicho fue directo a ver mis huevos para comprobar que tal estaban de apretados con el cordón que me había mandado poner hacía unos minutos en el tren.

- Muy buena perra sí señor. Me dijo mientras apretaba aún más mis pobres huevecitos ya aplastados.


Yo temblaba, y creo que él se dio cuenta de que yo me había asustado y se acercó a mí, empezó a acariciar mi cabeza y me dijo susurrando al oído:

- Vamos a ver putita, estate tranquila, conozco los límites, aunque a veces la mano se me va un poco como has podido ver, pero si te portas bien te prometo que lo vamos a pasar genial y no tienes de que preocuparte. ¿Entendido?

- Si amo. Respondí en voz muy baja por el miedo

- Muy bien, pues vamos a empezar vale? Lo primero que hay que hacer, con las perras como tu es ponerles un collar, que a partir de hoy ya tienes amo.


Carlos cogió una bolsa de tela negra que tenía a mano y de ella sacó un collar de perro que me puso al cuello, un collar que no me quité hasta que acabó aquella tarde.

Se volvió a sentar en el sofá y yo seguía de rodillas como si fuera un perro que le pide un premio a su amo. Se puso en frente mía para ordenarme que le quitara la camiseta y después de hacerlo volvió a acercarse a mi cara, con una sonrisa de felicidad.


- Ahora con tu collar ya estás perfecta y lista para ser usada perra, ¿te gusta que te llame así eh?

- Asentí que si con mi cabeza. Ni si quiera me atrevía a hablar

- Bueno no estás lista del todo… te falta una cosa

- ¿el qué amo? Pregunté inocente de mi

- ¡Esto! Dijo. Me soltó un lapo en toda mi cara que me dio de pleno en uno de mis dos ojos al mismo tiempo que me volvió a dar otra ostia en la cara. Esta si cabe fue peor que la primera, tampoco la vi venir, pero me dio tan fuerte que hasta me pitaron los oídos. Intente no quejarme ni sollozar, aunque siendo sinceros con las ostias no lo estaba pasando bien.


La imagen tenía que ser como mínimo curiosa, un chaval sentado en el sofá con el torso de gimnasio al descubierto y mirando delan...