Rubén se despertó muy temprano y ocupó dos horas de la mañana para rasurarse el cuerpo, cuando dieron las 10 fue a su peluquería a rasurarse la cabeza a coco, cuando estaban terminando de raparlo recibió un mensaje que se apresuró a mirar casi con desesperación. “Hoy iremos a un Halloween, te espero a las siete en mi casa”.

“Si Amo, ¿qué debo llevar?” Preguntó dándose cuenta que el peluquero, un hombre varonil y barbado no se perdía detalle de la conversación. Dejó el celular sobre la mesita que estaba frente al espejo y a los pocos minutos vibró el celular, pero esperó a que terminaran de raparlo para revisarlo. “Nada, aquí tengo tu disfraz” respondía Agustín.

Pasó la tarde revisando a conciencia cada rincón de su cuerpo, para asegurarse de que estuviera completamente suave, no por el castigo que Agustín pudiera imponerle, sino por un profundo deseo de agradarle.

Cinco minutos antes de las siete tocó la puerta de la casa de Agustín, pero el Amo esperó a que dieran las siete en punto para abrir la puerta.

Cuando le abrió estaba vestido de pirata, se veía espectacular, con unos pantalones de tela azules entallados, un trapo negro anudado a la cadera delgada y firme, una camisa blanca que dejaba ver su bien formado pecho y un paliacate anudado a la cabeza que resaltaba sus rasgos varoniles y apuestos. Se había puesto delineador en los ojos y el pálido de su rostro se veía espectacular.

-Desnúdate - le ordenó, Rubén obedeció, y acomodó con veloz precisión su ropa junto a la puerta - Agustín se acercó a él con un objeto en la mano que Rubén no reconoció- voltéate y empínate- respondió, Agustín le untó por varios minutos lubricante metiendo sus dedos en el ano para dilatarlo, luego le metió despacio un plug pesado, que costó trabajo que entrara pero finalmente tocó fondo sacando el aire como un pedo y quedando bien sujeto al ano de Agustin. Le puso una correa y una cadena y lo llevo en cuatro hasta la recámara, en dónde estaba el espejo de cuerpo completo - Mira que bien te ves- le dijo señalándole el espejo, Rubén giró su cuerpo para ver sus nalgas y vio que de entre ellas salía una cola ensortijada de cerdo roja. Rubén gruñó moviendo la cola como un perro agradecido - Jajajaja sabia que te gustaría, ponte el resto del disfraz- sobre la mesa había un pantalón de mezclilla roto de las rodillas y con un orificio discreto en la zona del ano, Agustín le ayudó a sacar la cola por el orificio de atrás, luego tomó un aceite y se lo embarró en la parte superior del cuerpo - los cerdos son grasositos- le dijo mientras le embarraba los pechos flácidos y grandes y la barriga prominente- ahora esto- dijo sacando de su cajón un sombrero de paja, una nariz de cerdo que le sujetó con un resorte por detrás de la cabeza - mírate al espejo- le dijo- Rubén volvió a mirarse en el espejo, era un cerdo simpático, el sombrero d...