Mi Amo decidió ponerme en castidad permanente hace un tiempo. Tras varias pruebas, me ha enjaulado la polla con una jaula metalica, cerrada con un candado. Tiene previsto para mi una descarga cada 3-4 semanas, no antes, pero como mi Amo quiere que sea lo más intensa posible para mí, ha decidido no permitirme ningún tipo de placer. Para ello cuando está realizando el milking, pasa unos cubitos de hielo por mis testículos. Le encanta porque dice que así que mi atención hacia Él se mantiene, y el deseo de servir se hace más fuerte.

Por supuesto, mi Amo me folla cuando quiere, pero no estoy autorizado a descargar. Solo se me permite en los milkings mensuales. Él, en cambio, se corre en todos mis agujeros o sobre mí, estando yo obligado a recoger con mi lengua las gotas que pudieran caer al suelo o a cualquier otra superficie, incluso lo que pueda salir de mi ano.

Otras veces, mi Amo trae a alguno de sus amantes, generalmente jovencitos a los que folla delante de mí, y ambos se corren, y puedo ver cómo disfrutan del sexo. En estos casos yo los asisto como criado, incluso limpiando sus pollas con mi boca o lamiéndoles el culo.

Soy una persona muy sumisa. Pero tener la polla anulada por un cinturón de castidad mientras mi Amo me folla cuando quiere o me ordena chuparsela, o cuando se trae a sus amantes para que vea como follan y ambos disfrutan, magnifica el sentido de sumisión.

Le entregué mi sexualidad, me sometí sexualmente a sus deseos, y ahora ha dado un paso más. Ya nunca más voy a encontrar placer físico en el sexo, pero he encontrado otro placer mucho mayor: el de satisfacer a mi Amo