El culo parecia una luna llena, con el blanco algodon y como redondeaba su forma, y las piernas un poco abiertas, hacia que la jaula de castidad por su propio peso y el volumen de los huevos hicieran un bulto redondeado y boluminoso para lo que era. Buf, que calenton.

Me acerque y acaricie aquella luna, el tacto del algodon y la temperatura que aun desprendian las nalgas de la azotaina me aceleraron la respiración y los soplidos, al contrario que a la perra que lo hacía por el escozor y la molestia. No me podia resistir a darle unas palmadas más, imposible contenerse a oir sus grititos contenidos de dolor para ponerme aun más cachondo, con cada palmada me polla palpitaba como un globo inchandose con cada soplido. Me hubiera pasado asi el tiempo de masturbarme y correrme encima de la luna, pero demasiado simple y facil para abarcas las espectativas de los dos en ese momento.

Le bajé los calzoncillos asta el borde de las nalgas, donde los huevos quedaban expuestos, y mientras con dos dedos cogía un poco de pellejito, con la otra le pinzaba la carne, en linea, quedando como un abanico. Cuando ya no cabian más porque chocaba con las dos piernas, empece con otra linea paralela más cerca del culo, y asi asta tres lineas de pinzas negras, que una semana antes en un arrebato de inspiración habia desmontado y pintado de negro cromado, parecian más pesadas y fuertes de lo que eran. Me quede un momento observando aquella maravilla de obra. Slip blanco puro, nalgas rojo spank, polla metalico castidad, huevos abanicos negros haciendo juego con el culo negro plug, era como un arbol de navidad gotico del reves apunto de ser nevado, y con la estrella de la castidad, que postal más preciosa, pero soy mucho más de momentos efimeros y recuerdos eternos que de imagenes guardadas en cualquier tarjeta de memoria o album para cubrir el ego en el futuro.

Llegó el momento de quitar el plug, estaba impaciente por ver el hueco que dejaba su estracción, y no me defraudó. Casi sin tiempo a que se cerrara totalmente a camara lenta, le metí la polla de golpe hasta el fondo, sin conteplaciones, sin saliva, sin lubricante, sin miedo a las consecuencias, de lo que me arrepenti durante unos seguntos, al quedarse el pellejo de la polla en la entrada y sin nada que resbalara me tiró tanto que note como si el capullo se me saliera del tronco, suerte que fueron unos segundos, pero no podia pasar esta oportunidad. No se cuando volvere a poder meter la polla en un culo ahuecado durante horas. Empece a follar despacito por los posibles tirones, pero bastaros dos embestidas para que se deslizara como por una pista de patinaje. Me estaba haciendo una paja con su culo, porque el capullo en su interior no tocaba carne. Con cada empuje mi pelvis chocaba con las nalgas escocidas, y golpeaba las pinzas. Los suspiros de places de la perra se intercalaban en quejidos de dolor, en un poupurri de sonidos que me excitaban aun más. Le aga...