Mi primera orgía

Estaba en mi cuarto año de carrera, y cada vez tenía más follamigos. Uno de ellos en especial, al que tenía yo como uno normal, me sorprendió una noche con una invitación inesperada.

Era jueves, y mis compañeros de clase, como todos los jueves, querían salir a beber y a la discoteca, así que salimos esa noche de fiesta.

Comenzamos tomando unas cocteleras y unos chupitos, los cuales se nos subió algo rápido y empezamos a hablar sobre nuestros rollos y la última vez que habíamos follado y con quien. Como era de costumbre, yo apenas daba detalles sobre a quien, ni la cantidad de tíos que me había follado últimamente, pues estaba dentro del armario y prefería continuar así.



Conforme pasaban los minutos, la situación se iba poniendo más caliente, y el escuchar tantas historias sexuales de mis amigos y recordar el último polvo que había tenido, me estaba poniendo muy cachondo.

Siguió avanzando la noche y seguía teniendo el calentón encima, solo pensaba en como quitármelo. Intenté dejar de pensar en ello y seguir disfrutando de la noche.

Eran cerca de las seis de la mañana cuando nos empezaron a echar de la discoteca, cuando de repente, un mensaje me llegó al whatsapp…era mi amigo:
•R5XCC: ¿Sigues despierto?

Yo no sabía si responderle o no, porque por un lado estaba cansado, pero por otro, recordé lo caliente que me puse antes pensando en el último polvo que había echado con él y en las historias de mis amigos, que por un momento dudé, pero terminé respondiendo al mensaje.
•CapSalxixon: Sí, estoy despierto, nos acaban de sacar de la disco. ¿Qué pasa? ¿Para ti también ha terminado ya la fiesta?
•R5XCC: ¡Qué va! Mi fiesta buena empieza ahora, ¿te quieres apuntar?
•CapSalxixon: ¿Quieres qué echemos un polvo?
•R5XCC: He invitado a unos amigos a casa, si te apetece acércate un rato y los conoces.
•CapSalxixon: Ok en 15 minutos estoy en tu casa, pero solo un rato que estoy reventado.

Después de esta conversación, se me estaba empezando a poner dura pensando en la situación que me podría encontrar, así que me despedí de mis amigos corriendo y puse rumbo a casa de mi follamigo.

Cuando llegué a su portal estaba hecho un flan de los nervios, pero eran más las ganas de follar que la vergüenza de conocer a gente nueva en una situación así. Y tras una breve pausa, llamé al portal y enseguida me abrieron sin preguntar ni nada. Me monté en el ascensor y los nervios me empezaban a comer por dentro, pero estaba tan cachondo que casi no podía pensar en ello. Al fin el ascensor llegó a la planta y fui camino de su piso.

La puerta no estaba cerrada del todo, y conforme me acercaba a ésta, empezaba a escuchar música House, y alguna respiración que otra fuerte. Toqué a la puerta y empujé para abrirla. Nunca se me olvidará la escena que vi detrás de esa p...