Mi macho abre la puerta y le veo preparado, en slips. Me gusta su barba. cuerpo, sus piernas, sus hombros, su pecho, la forma que este coge mientras se inclina delante de mí cuando me la clava.

Incluso sus vecinos lo han sabido antes que yo, a mi me ha costado reconocerlo, tengo la adicción del yonqui, vengo con la cabeza baja a por más. Ya he venido a esta casa unas 6 veces en dos meses, el primer día fue un encuentro muy interesante y casual entre dos tipos desconocidos. 5 folladas después, él sabe que me ha convertido en su puta, que vuelvo a su casa de rodillas, suplicando por más, por que es el dueño de mi culo, el dueño de mi placer.

No sé a dónde me lleva esto, ya os conté en un relato anterior (ESTRENANDO JUGUETES Y SORPRESA) como un día le dije una chorrada. La dije por que así lo sentía en ese momento, aunque tampoco había previsto en las consecuencias. Le dije que él era mi macho, mi dueño, mi señor, que podría hacer lo que quisiera con mi culo, pues era suyo. A los pocos días, en mitad de un polvo, sin ser yo avisado o preguntado, apareció un amigo suyo y me folló a gusto mientras mi macho miraba.

Y, bueno, me gustó. El tipo físicamente... pues que queréis que os diga, estará bueno, pero a mi me van los osos. No habría escogido nunca follar con él. Pero, me folló, me hizo gemir como un loco, y la experiencia fue cojonuda. Me sentí una buena puta, tal cual, una puta que sabe complacer a su dueño en lo que este desee. Sentí los besos de mi dueño mientras su amigo me follaba y sentí que estaba contento con su puta. Y me hizo pensar que debe estar orgulloso de su puta, tanto que la exhibe a sus amigos. Fue una experiencia intensa, estuve a punto de correrme un par de veces a simple golpe de polla por la intensidad de la inesperada situación.

Como os decía, no sé a dónde me lleva esto, el seguir viniendo, pero sé que debo venir, mi cuerpo quiere venir. Mi macho ya me ha pedido que me prostituya para él, que quiere ver como alguien le paga pasta por usar “su” culo, es decir, mi culo. Voy a intentarlo por él. Pero será otro día, hoy estoy en su dormitorio, desnudándome, ansioso por servirle de nuevo. Mientras de reojo veo el gran tatuaje de su espalda.

Me acerco a él y le acaricio el pecho, me gusta tocar su cabeza afeitada y su barba pronunciada. Chupo sus pezones. Un inicio poco bdsm, lo sé, pero mi macho sabe usarme y cuidarme, ambas cosas. Eso es lo que me hace sentir plena confianza y facilita que me entregue completamente.

Se quita los slips y aparece el cetro de mi dueño, no lo he medido nunca, deben ser unos 20 o 21 cm. Alguno creerá que ese rabazo es lo que hace especial a este amo, pero chicos, con eso se puede echar un buen polvo. Pero para que alguien se convierta en tu dueño, en tu señor, sabéis que se necesitan cosas más importantes, actitud, cabeza, imaginación, morbo, saber tocar, saber cuando ser dominan...